(Madrid).- La innovación farmacológica se ha convertido en uno de los principales objetos de discusión en la política sanitaria española. Los equilibrios que han de hacer las Administraciones Públicas para conjugar el acceso a los tratamientos más novedosos con la sostenibilidad del Sistema Nacional (SNS) hecho que los productos innovadores estén en la picota presupuestaria.

Sin embargo, para Jordi Martí, director general de Celgene en España y Portugal, la clave está en que eso son “variables económicas ciertas, pero con poco interés para el ciudadano. Medimos mucho el gasto, y poco los resultados en salud. Tenemos que cambiar ese paradigma, el de pensar en la innovación como gasto”, y ha defendido que para esto “tenemos que demostrar el impacto de la innovación, sobre todo en la salud de las personas”.

Martí ha considerado que “nos falta celebrar la innovación. Es muy importante y la vida diaria nos impide hacerlo, y requiere algo muy importante para llevarla a cabo, que es el coraje”. Así mismo, ha apuntado que “debe ser transversal, e ir más allá del fármaco”.

En este sentido, ha asegurado que la compañía que dirige, Celgene, es una empresa “con DNI de la innovación, y un 30 por ciento de nuestros ingresos se van a ella”. Parte de esta labor es para la Cátedra 'El medicamento innovador: su auténtica dimensión', de la Universidad de Alcalá de Henares en la que la biotecnológica americana colabora con SILO.

Martí aborda estas cuestiones en la entrega de la I edición del Premio a la Innovación en el Ámbito Sanitario 2016, que se ha celebrado este lunes. En ella también ha participado Juan Tamargo, catedrático de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, en cuya intervención ha defendido la necesidad de establecer baremos cuantitativos para la valoración de la innovación que aportan los medicamentos, que es uno de los criterios a tener en cuenta en España a la hora de aprobar su financiación pública.

“No debemos olvidar que nuestro objetivo no que el paciente viva más, sino que viva más y mejor”, ha precisado Tamargo, resaltando el valor de la innovación incremental. Al mismo tiempo, ha advertido que, en tiempos de aprobaciones aceleradas con escaso tiempo para determinadas certezas clínicas, “el talón de aquiles de los fármacos innovadores es la seguridad. En algunos casos, la seguridad, y no la eficacia, debe ser considerada una autentica innovación terapéutica”.

A la cita también ha asistido Manuel Molina, viceconsejero de Sanidad de Madrid, quien ha afirmado que su región “apuesta decididamente por la innovación en cualquier actividad, particularmente en la sanidad, en medicamentos, en tecnología, en nuevos modelos de gestión...”. Eso sí, ha matizado: “queremos que cualquier modelo de innovación esté dirigido hacia la humanización sanitaria”

Fuente: Redacción Médica