(Madrid).- La incidencia del ictus en España es de 180 por 100.000 habitantes. El Hospital Universitario de La Princesa cuenta con una de las nueve Unidades de Ictus que funcionan en la Comunidad de Madrid, con acreditación y certificación por parte del Servicio Madrileño de Salud (Sermas). De hecho, fue una de las tres primeras que se implantaron en España.

José Vivancos, jefe del Servicio de Neurología del hospital, indica que esos datos pertenecen a los ensayos clínicos que se desarrollaron cuando había que demostrar si las Unidades de Ictus eran un recurso eficiente, allá por la década de los 90 y principios de los 2000, en comparación con las salas generales de Neurología y con las salas de Medicina Interna.

Unidades especializadas como la de La Princesa reducen un 15% la mortalidad y un 25% la dependencia a los tres meses de padecer el ictus? 
Muy probablemente, estos porcentajes habrán aumentado, considera. Añade que actualmente se está trabajando en las terapias de reperfusión en fase aguda. La terapia más avanzada que existe es la trombectomía, sostiene Vivancos. Explica que, mediante catéteres, se van extrayendo los trombos que están produciendo los infartos cerebrales. La Unidad de Ictus es algo que no se discute como recurso eficiente, insiste. Lo que se busca es que el paciente, a los tres meses de haber sufrido un ictus, sea independiente, declara. Hasta hace unos años, lo que utilizaban como tratamiento específico para la fase aguda era la trombolisis intravenosa.

El éxito de las Unidades de Ictus es el tratamiento general, protocolizado, que se aplica. En las primeras horas, a lo sumo 72; el paciente tiene una monitorización muy estrecha de gran cantidad de parámetros, que hacen que tenga su cerebro, que está sufriendo en ese momento una situación de isquemia, una situación de homeóstasis, que le permita salvar el mayor porcentaje de tejido posible. Cuánto más tejido salvemos, más probabilidades de que el paciente esté independiente a los tres meses. Se ha avanzado mucho en las técnicas diagnósticas. Hoy en día, el neurólogo tiene prácticamente en un período no más largo de media hora una información completa de lo que está pasando en ese cerebro. Eso nos permite elegir el mejor tratamiento para el paciente de una forma rápida, afirma Vivancos. Lo que él vivió como residente de Neurología en los años 80 y lo que viven los residentes de Neurología ahora no tiene nada que ver.

Prosigue: En muy pocas patologías se puede decir lo que estamos diciendo ahora del ictus. Eso no quiere decir que no haya mucho que hacer. Hay mucho que hacer en prevención. El ictus que mejor pronóstico tiene es el que no ocurre. Eso es prevención. Se ha avanzado mucho en el sentido de que la población ya conoce la enfermedad y lo que es el Código Ictus. Una de las principales herramientas preventivas se encuentra en los anticoagulantes. Son una herramienta preventiva de primer orden, fundamentalmente en aquellos sitios que tienen su origen en el corazón. Sobre todo, en las arritmias cardiacas. De ésas, la más frecuente es la fibrilación auricular, especifica el jefe del Servicio de Neurología de La Princesa. Con los anticoagulantes, se evitan dos de cada tres ictus que se producen en personas que tienen este tipo de arritmias, básicamente fibrilación auricular.

El avance más relevante en los anticoagulantes en los últimos años está en los anticoagulantes de acción directa. Su principal ventaja sobre los clásicos, sobre todo el Sintrom, es la seguridad. Son fármacos que son, como poco, igual de eficaces que el Sintrom, en algunos casos más, pero de largo mucho más seguros. Estos fármacos son entre un 50 y un 70% más seguros que el Sintrom, asevera Vivancos. Hay cuatro: Dabigatran, Edoxaban, Rivaroxabany Apixaban. En general, son igual de eficaces. Tienen sus diferencias en cuanto a la indicación de un paciente u otro, pero son diferencias muy técnicas. Vivancos prevé que las próximas novedades que veremos en este campo es la generalización de los antídotos.

Fuente: IM