(Buenos Aires).- Según la Revisión sobre la Resistencia Antimicrobiana, relaizada en el año 2013, se produjeron en el mundo 700 mil muertes atribuibles a la resistencia antibiótica.

Se estima que en 2050 habrá unas diez millones de muertes atribuibles a todo tipo de infecciones sin que los antibióticos puedan ejercer su acción terapéutica

Por eso, el estudio de este verdadero drama sanitario es vital para determinar las causas de este fenómeno, y dar con una solución acorde. En este sentido, el país es el único que cuenta con antecedentes de este tipo de estudios además de un plan de acción a través de la regulación y la fiscalización de la comercialización de antimicrobianos. Uno de ellos se hace en la zona noreste del país, donde científicos llevan adelante datos para saber por qué se produce el proceso de resistencia, y cómo se dispersan en el ambiente 

Bajo la referencia y coordinación del Instituto Malbrán de la ciudad de Buenos Aires, en la Región NEA el Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Noroeste (UNNE) desarrolla desde hace muchos años proyectos para estudiar la resistencia antimicrobiana. Según lo explicó su director, Luis Merino, al portal Argentina Investiga se realizan estudios sobre bacterias de origen humano y ambiental (en alimentos, suelo y agua). A partir de estas líneas de investigación han encontrado “bacterias multirresistentes en pacientes hospitalizados y en otros que nunca lo estuvieron, a los que llamamos pacientes de la comunidad”. Pero lo más interesante, explica Merino, es la detección en el ambiente de bacterias resistentes a antibióticos que no tendrían por qué serlo, lo cual indicaría que existe alguna vía por la cual estas bacterias llegan al ambiente y desde allí se diseminan. 

Poder conocer la resistencia antimicrobiana en la región requiere de relevamientos constantes a los efectos de elaborar y alimentar registros. Los hospitales regionales cuentan con la información de los niveles de resistencia antimicrobiana en pacientes que asisten a esos centros a través de la Red Whonet, una red global establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene, entre otros objetivos, colaborar en el desarrollo de estrategias locales, regionales y nacionales para el uso racional de agentes antimicrobianos y el control de la resistencia. 

Esta red proporciona información sobre cuánto hay de resistencia, contra qué antibióticos y en qué bacterias se presenta. “Sin embargo –explica el doctor Merino– el conocimiento sobre los mecanismos que hacen a las bacterias resistentes a los antibióticos, cómo la adquieren, de qué forma transfieren a otras bacterias, son estudios que requieren de un esfuerzo especial con otros recursos humanos y económicos, que no pueden ser afrontados por los servicios públicos de salud. Es en ese contexto que la investigación desde la Universidad recobra importancia”. 

La tarea de vigilancia a la resistencia antimicrobiana que desarrolla en el NEA el Instituto de Medicina Regional proporciona información para la identificación temprana de las tendencias en la aparición de patógenos resistentes a los antimicrobianos. Los resultados son compartidos a nivel nacional y mundial. 

“Los estudios de vigilancia no están enfocados sólo en aquellas bacterias recuperadas de muestras provenientes de pacientes, también debe realizarse una búsqueda de bacterias resistentes en el ambiente, ya que éste no sólo funciona como un reservorio (es el caso de la materia fecal animal) sino también como un medio de diseminación (por ejemplo, el agua de ríos, arroyos y lagunas)” señaló el director del Instituto de Medicina Regional. 

Según este estudio, desde 2000 aumentó en la Argentina la resistencia de la bacteria Staphylococcus aureus. Antes se la encontraba sólo en hospitales. Ahora está en toda la comunidad. En muchos casos esto se debe a que los hospitales vierten al agua miles de millones de gérmenes resistentes. 

Los mejores resultados de vigilancia de resistencia se obtienen cuando se coordinan proyectos y programas llevados a cabo por diferentes instituciones, de ahí que el Instituto trabaja de forma coordinada con la Facultad de Medicina de la UNNE y con centros asistenciales públicos y privados del NEA, de otras provincias y países limítrofes. 

Se está trabajando en un escenario que se presenta complicado, con presencia de bacterias multirresistentes que limitan el tratamiento de infecciones graves. “Si a esta situación se le agrega que hace muchísimos años que no se descubren nuevos antimicrobianos, tenemos un panorama preocupante si no se toma conciencia sobre el uso racional de los antibióticos en infecciones humanas como en la promoción del crecimiento de animales de cría” señaló Merino. 

La comunidad científica mundial se lanzó hace más de 30 años en una carrera contrarreloj montando distintos proyectos sobre vigilancia de la resistencia antimicrobiana, ya que este flagelo no respeta ni límites, ni fronteras.

Fuente: Mirada Profesional