(Madrid).- La negociación de la salida de Reino Unido de la Unión Europea puede ser crucial para el tejido innovador del país. Así lo establece un estudio realizado por Charles River Associates para la Efpia, la patronal de la industria innovadora europea. En el texto se analizan los posibles escenarios tras el Brexit y las consecuencias que estos pueden tener tanto para la Unión Europea como para Reino Unido.

El informe examina tres posibles escenarios: que Reino Unido negocie seguir perteneciendo al Espacio Económico Europeo (EEE), que negocie un acuerdo bilateral, o que rompa por completo con la UE. Cada escenario presenta unas consecuencias concretas para el sector farmacéutico de ambas partes.

Uno de los aspectos que presenta mayores consecuencias o cambios es el de la I+D. Según el informe, el mejor escenario para Reino Unido sería el de que siguiese perteneciendo al EEE. De este modo, explica, aunque Reino Unido no sería estado miembro de la UE, tendría acceso completo al programa Horizonte 2020 y a los fondos para la innovación. Además, la adhesión permite la libre circulación de personas, lo que facilita la movilidad de los investigadores. La única diferencia es la referente al sistema de registro de patentes. Reino Unido no tendría la armonización del sistema de patentes europea. En el caso de que se opte por un acuerdo bilateral, el acceso a la financiación podría ser limitado o total, dependiendo de las negociaciones para el tratado. Esto haría que el Gobierno de Reino Unido tenga que compensar esa falta de financiación aumentando su propio presupuesto si no quiere debilitar el tejido innovador en su territorio. Además, también tendría que negociarse la libre circulación de personas.

En cuanto al desarrollo y aprobación de medicamentos, en el caso de que Reino Unido se mantenga en el EEE, este seguiría bajo el paraguas de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). De este modo, la agencia británica adoptaría las decisiones de aprobaciones de fármacos, dando más facilidades a las compañías farmacéuticas en este aspecto. En el caso de que se establezca un acuerdo bilateral, asegura el informe, Reino Unido no estaría obligado a adoptar la regulación de la UE y tendría que desarrollar su propio marco regulatorio para los productos farmacéuticos. Si se da este escenario, señala el documento, dado que Reino Unido está bajo las normas reguladoras de la UE, es poco probable que se desarrolle un marco regulatorio significativamente diferente del establecido actualmente en la eurozona.

En este sentido, el informe también señala que, adoptar una nueva regulacion se traduciría en mayores gastos para el Gobierno británico y se alargarían los procesos de autorización para los nuevos fármacos.

Por último, el informe dedica un capítulo al acceso al mercado, concretamente a precios y financiación. En este sentido, aseguran que cada país ya se encarga de elaborar su propia normativa específica en este aspecto, por lo que la salida de Reino Unido de la UE no afectaría a la regulación específica del país. Sin embargo, si continúa en el EEE, seguirá siendo objeto de un cierto nivel de cumplimiento de la Directiva de Transparencia que establece medidas concretas sobre la fijación de precios y reembolso de productos farmacéuticos. Además, también tendría que contar con las iniciativas puestas en marcha por la Comisión Europea con el fin de mejorar las políticas de los estados miembro sobre el acceso a los medicamentos, incluyendo la Directiva de Medicamentos Falsificados.

Si opta por no formar parte del EEE , Reino Unido ya no tendría que cumplir con la Directiva de Falsificación de Medicamentos y, por tanto, no debería adoptar las normativas referentes a trazabilidad

Fuente: El Global