(Buenos Aires).- Venimos escuchando de manera reiterada a lo largo de los años que el sistema de salud argentino tiene serios problemas estructurales. La fragmentación, la desintegración y la falta de coordinación y convergencia en una verdadera política de estado en lo referido a la salud es una enfermedad crónica que afecta al sistema argentino de salud.

En los últimos 10 años el gasto en salud en términos de PBI en promedio se acerca al 9 % del PBI. Un equivalente a 50.000 millones de dólares anuales. Cifra nada despreciable y muy superior a lo que gastan países de la región e incluso del mundo desarrollado en términos de su PBI. Suiza por ejemplo gasta cerca de 80.000 millones de Euros en el que es considerado uno de los sistemas más caros del mundo.

De ese 9% del PBI (50.000 millones de dólares anuales), el 1,4% es el gasto público en salud, el 5,5% lo administran las Obras Sociales (27.000 millones de dólares) y el 2,5 corresponde a gasto privado incluyen el gasto de bolsillo de los pacientes, Prepagas y medicamentos.

Capítulo aparte, es el único país en el mundo que le delega la administración de fondos para garantizar un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos reconocido así en la Constitución Nacional de manera implícita en el preámbulo y en el artículo 33, explícitamente en el artículo 42 y principalmente en el artículo 75. A organizaciones como las obras sociales sindicales sin ningún tipo de control ni financiero ni sanitario efectivo.

Los recursos del sistema de las Obras Sociales (OSN)  y Empresas de medicina prepaga (EMP), la evolución de costos y aranceles indican que desde 2005 el incremento de los recursos disponibles fue de casi 46 veces en las EMP y en las OSN. Al mismo tiempo el aumento de los costos de producción de prácticas oftalmológicas fue de 31 veces, esto supera ampliamente los aumentos de aranceles (casi 12 veces) otorgados a los prestadores independientes, extendiéndose cada vez más la brecha entre estos indicadores. Según consta en los relevamientos realizados por la Comisión de Administradores del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO) e informes de la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (CADIME )como fuentes para establecer dicha comparación.

Esta tendencia contrasta con la del incremento de los aranceles de los prestadores de salud en general y específicamente a los oftalmológicos en especial, que para estos últimos que incrementaron cerca de 12 veces en igual período frente al aumento de casi 31 veces en los costos de las prestaciones. Esto representa una brecha del 153% entre aranceles y costos, brecha que históricamente se extiende en cada medición.

Durante los 4 años del gobierno de Alberto Fernández y Cristian Fernández de Kirchner la inflación acumulada ascendió  al 1175% en los cuatro años correspondientes a su mandato, las empresas de medicina prepaga fueron autorizadas a incrementar sus cuotas 776% en el mismo periodo. Y las mismas al igual que a lo largo de la historia no trasladaron en ese porcentaje los valores que se le abonan a los médicos en uso al igual que las obras sociales de su posición dominante.

A su vez los costos en salud se incrementaron el 1379% acumulado durante esos cuatro años. Y los aranceles de los prestadores de salud. El prestador vale recordar es quien realiza las prestaciones que tienen como núcleo central y productivo el acto médico, sólo recibieron en dicho periodo un incremento en sus aranceles del 680%.

Por lo tanto al 31 de diciembre el atraso de los aranceles de los prestadores de salud asciende al 833%. Una cifra sideral e inalcanzable, al ritmo como se pretende adecuar.

Luego de la denominada desregulación a partir  de la puesta en vigencia del DNU 70/2023 BASES PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE LA ECONOMÍA ARGENTINA. Las empresas de medicina prepaga anunciaron un incremento del 40% de la cuota en el mes de enero que abonan los afiliados a las mismas, y se prevé nuevos aumentos en lo sucesivo. A su vez el DNU posibilita a las mismas captar libremente afiliados sin la intermediación de una Obra Social como venía ocurriendo antes del decreto.

Algunas prepagas han ofrecido a los prestadores de salud, es decir a los efectores de los actos médicos un incremento del 36%. Dicho incremento a su vez impactará en los prestadores de salud a los 90 días promedio de su realización. Por un principio financiero que reconoce el valor del dinero en el tiempo el valor real que los prestadores recibirán o el incremento real será del 18% aproximadamente si consideramos la depreciación del valor de la moneda producto de una inflación cercana al 25%.

En números concretos, una consulta oftalmológica que debería valer 20 dólares en virtud de la necesaria amortización de los diferentes equipos y tecnología necesaria para realizar la misma. Tengamos en cuenta que sólo montar un consultorio oftalmológico cuesta más de 30.000 dólares. Una consulta con el oftalmólogo en la Argentina promedio se paga $2500 por parte de las empresas de medicina prepaga. El valor ofrecido de aumento ascendería a $3400, pero en realidad al pagarse a los 90 días promedio. El oftalmólogo percibirá $2950. Un valor aproximado de 2,9 dólares y como dijimos lejos está de los 20 dólares necesarios para amortizar equipos, mantenerlos, pagar a la secretaría, el alquiler, la luz, los servicios y los impuestos Nacionales, Provinciales y tasas municipales.

Mientras tanto el afiliado paga por adelantado el 40% de aumento, en números. Una cuota promedio de medicina prepaga por persona asciende entre $20000 y $50000. Supongamos $35000 por persona, pasaría en enero a $49000. 

En resumen, el afiliado paga en Enero $24000 adicionales en su cuota y el médico recibirá en Abril $450 adicionales.

En este nuevo escenario, las Empresas de  Medicina Prepaga, comenzarán a ofrecer planes más económicos o que se ajusten al presupuesto reducido de la población. Nadie puede negar que la libertad de elección constituye un camino virtuoso. Ahora bien, para que  la libertad de elección sea real, deben existir como condiciones necesarias, la transparencia en la información y la posibilidad de optar por el médico o el prestador que elige el paciente de acuerdo su propia evaluación de costo/calidad prestacional. 

Hoy se naturaliza la discusión sobre coberturas ya sea de obra social o Prepagas pero no se garantiza la libre elección del prestador ( del médico)

En este sentido el paciente/afiliado debe estar muy atento e informado sobre qué prestadores son los que realmente se harán cargo de la prestación cuando la necesite. De lo contrario se comercializarán planes por parte de intermediarios sin el respaldo prestacional suficiente. El ejercicio de la libre elección será superador  y no una mera puesta en escena para vender mayor cantidad de planes si estas condiciones se garantizan.

En síntesis, es necesaria una convergencia en un diálogo sincero y en igualdad de oportunidades entre prestadores y empresas de medicina prepaga para brindar ofertas eficientes, de calidad prestacional y responsabilidad sanitaria.

Además, los sistemas gerenciales deberían facilitar la libre elección de los profesionales de salud. En una propuesta libertaria como la que consigna este gobierno, es esencial esa condición. Podemos elegir nuestros representantes y ¿No podemos elegir al médico que nos tratará por nuestros problemas de salud? Suena inconsistente ……  

Hoy se precariza el acto central de cualquier prestación de servicios de salud. Considerar el acto médico como variable de ajuste (circunstancia que lamentablemente está naturalizado en ARGENTINA), no mejorará la posibilidad y el acceso del paciente a la salud deseada y llevará a muchas clínicas, institutos y consultorios a dejar de prestar servicios disminuyendo las opciones y la calidad que los oftalmólogos de este país supieron conseguir.

Por  Mgter. Juan M Ibarguren, Secretario General, y Dr Omar Lopez Mato, Vocal Titular de CAMEOF

Fuente: CA