(Madrid).- La eurodiputada socialista Soledad Cabezón considera que la propuesta de reglamento de la Comisión Europea para la evaluación de la tecnología sanitaria es un paso hacia más Europa, y pone en el centro a los pacientes.

Así lo ha manifestado durante la presentación de su informe en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo.

El proceso de evaluación necesita de confianza entre las partes, para lo que hay que garantizar su independencia, objetividad, transparencia y calidad, asegura Cabezón. Por este motivo, ha reclamado que lo lleven a cabo expertos independientes de las agencias nacionales y/o regionales con una metodología científica de alta calidad, basada en el mayor nivel de evidencia disponible y actualizada. Según Cabezón Ruiz, los estados miembro no deben repetir innecesariamente estas evaluaciones, aunque podrían hacerlas si fuera necesario en situaciones específicas del Estado miembro en cuestión.

La eurodiputada socialista ha recordado que el Parlamento Europeo solicitó en su informe de Medidas de mejoras del acceso a los medicamentos por la ciudadanía europea, una evaluación europea del valor añadido de la tecnología sanitaria. Concretamente, el informe reclamaba un análisis del avance que supone desde el punto de vista clínico respecto a las alternativas existentes para mejorar su calidad, dirigir las prioridades de la investigación y el acceso de la ciudadanía europea a estos avances. Cabezón ha remarcado que “estos aspectos deben ser los objetivos principales de la propuesta más allá de que también se mejore el funcionamiento del mercado interior y, con ello la predictibilidad de la industria, como propone la CE”.

Ambición

Soledad Cabezón considera que el ámbito de aplicación propuesto por la Comisión Europea es ambicioso, y pide que se haga hincapié en la evaluación de aquellas tecnologías que precisen aumentar su evidencia de forma especial al tratarse de innovaciones disruptivas, de necesidades médicas no cubiertas o aquellas que se prevé que puedan tener un mayor impacto en la salud o en el ámbito social o económico. La eurodiputada ha subrayado que ante las discrepancias que van surgiendo, especialmente ante el recelo de la industria, los productos sanitarios no deben ser excluidos aunque precisen metodología diferenciada de los medicamentos.

En este campo, señala, es donde hay más fragmentación y más necesidad existe de aumentar la evidencia de su valor añadido. Es cierto que se ha avanzado en términos de seguridad con la nueva normativa, pero eso no debe eximir a los productos sanitarios de ser evaluados desde el punto de vista de la eficacia.

Ha pedido también que se refuerce la colaboración voluntaria entre los estados miembro en la desinversión de la tecnología obsoleta, en la evaluación de la medicina de precisión, el uso compasivo o nuevos marcos de sistemas de precios y reembolso. Asimismo, pide que el objetivo de los “diálogos tempranos” con la industria sea dirigir las prioridades de investigación y mejorar la eficiencia de los recursos en investigación.

Fuente: Redacción Médica