(Madrid).- La industria sanitaria goza de muy buena salud y 2018 no será la excepción. Los cambios demográficos (aumento de la población, envejecimiento y alza de la esperanza de vida) incrementan, por un lado, la demanda de productos y servicios médicos, con independencia del ciclo económico.

La gente está, en general, preocupada por su bienestar y exige una mejor atención sanitaria.

Por el otro lado, tanto la reducción de las tasas de mortalidad, que impulsa el desarrollo de terapias y medicamentos más potentes, como el estilo de vida occidental (más sedentario) y la mayor riqueza de los países emergentes, donde crece igualmente el consumo de alimentos procesados, plantean el reto de cómo hacer frente al alza de patologías crónicas que son cada vez más comunes (obesidad, diabetes, cáncer, fallos en el corazón o el sistema nervioso).

El sector, favorecido por la reciente reforma fiscal de Trump, crecerá hasta el 8% anual en los próximos años

En este contexto, las inversiones estarán a la orden del día, porque las empresas quieren ganar músculo debido a la enorme competencia a la que se enfrentan. “Salvo imprevistos, la industria crecerá hasta el 8% en promedio anual en los próximos años y su peso respecto del PIB mundial, entre el 10%-15%, se elevará también. En EE UU, por ejemplo, el gasto en salud de una persona mayor de 65 años excede los 8.900 dólares, 3,4 veces más que una de entre 18 y 44 años. De manera que los costes sanitarios per cápita suben en espiral y en las economías avanzadas suponen ya hasta el 15% del PIB”, señala Nathalie Flury, gestora de Pictet Health.

Este fondo apuesta por tres segmentos: innovación en medicamentos, desarrollo de equipos y servicios médicos e implantación de instrumentos y tecnologías más efectivos. Las farmacéuticas representan el 20% de su cartera; biotecnología, el 27%; equipos, el 21%; servicios, el 17,8%, e instrumental y diagnóstico, el 8,7%, precisa.

Para Miriam Fernández Jiménez, gestora de Ibercaja Sanidad, el mercado estadounidense marcará la pauta de este año. “La rebaja de la tasa impositiva del 35% al 21% favorece a las firmas domiciliadas en EE UU y a la repatriación de caja del extranjero, que estimulará las recompras de acciones y las operaciones corporativas”, pronostica.

Fuente: Cinco Días