(madrid).- Es verdad que Netflix no es una empresa cualquiera, y que el estilo de gestión de su cofundador y director ejecutivo, Reed Hastings, es particular: ahí están sus famosos keeper tests, cuestionarios con los que sus empleados se evalúan continuamente unos a otros para detectar cuáles son prescindibles y, por lo tanto, pueden ser despedidos ipso facto.

El caso es que Hastings ha vuelto a revolucionar el patio, esta vez cuestionando el statu quo del teletrabajo en tiempos pandémicos: según ha declarado a The Wall Street Journal, en su opinión el trabajo en remoto "es totalmente negativo" porque es mucho más difícil debatir ideas.

Quizá la voz de Hastings se escuche más que otras, pero no es el primer ejecutivo que muestra sus recelos respecto al trabajo telemático. En una entrevista reciente publicada en este periódico, Beatriz Marín, consejera delegada de UBS en Reino Unido, afirmaba lo siguiente: Teletrabajar exige una gran disciplina para levantarte, vestirte y asearte en condiciones. Venir a la oficina te obliga a una serie de hábitos que te preparan para el trabajo que vas a hacer. Hay gente con mucha autodisciplina y automotivación y que comunica de forma eficiente. Para ellos el teletrabajo no es un problema. Pero para otras personas supone un deterioro y sus resultados van a ser peores.

El curso empresarial acaba de empezar en España y por lo tanto aún es complicado saber si el teletrabajo se convertirá en algo estructural: hay empresas que aún lo mantienen totalmente, como en el confinamiento de primavera, y otras que están aumentando poco a poco el aforo de sus oficinas. Debemos evitar los maximalismos. Tanto el 100% de teletrabajo como el 0% (salvo en casos en que sea físicamente imposible), son por definición un error, señala David Cerdá, responsable de Innovación y Personas en la consultora Strategyco. El teletrabajo es una herramienta de eficiencia, una cuestión de coste/beneficio. Por supuesto, ciertos encuentros físicos son una pérdida de tiempo; pero se trata de eliminarlos, no de pasarlos a online, remarca.

El jefe de Netflix cree que la mayor parte de las empresas adoptarán el siguiente hábito: cuatro días en la oficina y uno desde casa. Cerdá cree que "sin duda" el teletrabajo ya es un fenómeno irreversible, pero que tiene sus peajes: Las reuniones (las que son necesarias) empeoran bastante a distancia, y a partir de cierto número son impracticables. Específicamente, el trabajo creativo es muy difícil en esta modalidad, y calculo que una hora presencial necesita tres o cuatro a distancia (a veces es casi imposible). Hasta que no se invente una simulación casi perfecta de la presencialidad, así están las cosas. Hay, por lo demás, una cuestión de salud mental: soledad, peores relaciones sociales, empobrecimiento vital... No debemos olvidar que somos animales sociales.

Productividad

Según una reciente encuesta realizada por la división estadounidense de la consultora PwC a 330 directivos del sector financiero, el 54% aseguraba que el teletrabajo será algo definitivo en aquellos puestos que así lo permitan, mientras que el 26% mostraba sus recelos ante una posible caída de la productividad.

En otra reciente entrevista, la CEO mundial de Accenture, Julie Sweet, declaró que muchos directivos a los que asesora se han mostrado bastante "excitados" respecto a la reducción de costes que podría traer el trabajo en remoto: Muchos de ellos me decían que iban a prescindir de todas sus oficinas. Sweet relata que ya en los años 90, la consultora que preside emprendió muchas estrategias de teletrabajo (entonces se bautizó como hoteling) pero que, en los últimos años, habían vuelto a expandir los inmuebles "porque también hay un beneficio en tener a la gente unida en el mismo lugar". En concreto, la directiva apunta que la disyuntiva oficina/casa depende de cada departamento de la compañía: Hablaba hace poco con una empresa tecnológica que confesaba que todo estaba funcionando bien con el teletrabajo excepto la parte de investigación y desarrollo.

De momento, los planes de las grandes compañías son muy desiguales: mientras bancos como JPMorgan reclaman ya la asistencia de al menos el 50% de su plantilla, en tecnológicas como Facebook, Apple o Google han dicho a sus empleados que pueden trabajar desde casa, al menos, hasta 2021.

Fuente: Expansión