(Villa María).- Lo señaló el director de Laboratorios Gornitz, Pablo Gornitz, respecto de los bioquímicos. Asimismo, dijo que son más necesarios que nunca y destacó el trabajo en equipo con todos aquellos que están en el rubro salud.

En calle Catamarca 1328, casi esquina Lisandro de la Torre, está Laboratorios Gornitz -cuenta con 55 empleados en relación de dependencia, 6 asesores, y brindan servicio a unas siete provincias-. La institución, fundada en 1948 por Salomón Gornitz, tiene 74 años y ahora, su hijo Pablo Gornitz, director de la entidad, dijo que, a lo largo de este tiempo, ha sufrido las transformaciones de la profesión y del país. En este sentido, recordó que, en los comienzos, el equipamiento de avanzada con el que contaba su padre era un “microscopio y un lector de color”.

Además, relató, trabajaban con animales como sapos y conejos, con los que podían diagnosticar. Por eso, al ser tan rudimentaria la profesión, había muchos médicos que decían: 'qué me va a decir el bioquímico de cómo está el paciente'. Tal vez tenía razón, porque era muy limitada la información que podía proveerle, expresó. De ese extremo, se pasó a, de alguna manera, otro. El médico, muchas veces, casi no ve al paciente y se termina basando, para establecer un diagnóstico, en los números que aporta el laboratorio, sostuvo. Y destacó que, igualmente, en ninguno de los polos está la verdad. Hace falta el número del laboratorio y hace falta, sobre todo, el médico que pueda interpretarlo en conjunción con el paciente. Me parece que ese es el mejor aporte que puede hacer el laboratorio: el trabajo en equipo con todos los profesionales de la salud, remarcó.

Gornitz dijo que actualmente, en su laboratorio, procesan alrededor de 5.500 muestras diarias

Los avances

Respecto de los avances en materia de tecnología, Gornitz hizo referencia a lo sucedido en los últimos 25 años, que son aquellos en los que él ha estado al frente. Cuando él llegó al laboratorio, a mediados de los noventa, había tres computadoras con monitores monocromáticos. Para la época era de avanzada. Sin embargo, lo rudimentaria era la cuestión informática. En este punto, se detuvo y señaló que lo informático ha sido el gran catalizador, el gran acelerador en los procesos de laboratorio. Las cifras, en este plano, son evidentes: de procesar en aquel tiempo las muestras de 100 pacientes, pasaron a hacer, actualmente, 5.500 diarias. A ello, además, se le suman los 2.500.000 análisis/tests que emite el laboratorio anualmente. Uno dice: ¿cómo se puede hacer y cómo se puede hacer bien? Lo primero que hace falta es la capacitación, una persona formada tanto técnica como humanamente y que esté dispuesta a esforzarse, subrayó. A la vez, destacó que hoy la profesión es, ante todo, una vocación que va más allá de los aspectos económicos.

De todos modos, añadió que otra vertiente imprescindible es la infraestructura: recursos físicos y tecnológicos. Logramos un sueño que parecía imposible porque era algo que se veía en las grandes capitales del mundo, y que eso llegara a Villa María parecía una utopía, indicó. Y recordó que hace siete años firmaron con Siemens -una de las empresas diagnósticas más grandes del mundo- la instalación de un sistema de automatización. Al respecto, explicó que funciona como una embotelladora de gaseosas. Hay una cinta que transporta tubos pequeños que poseen un código de barra con radiofrecuencia en los que va la muestra. La muestra no es solo la muestra: es la vida del paciente, dijo Gornitz.

Después, con un complejo sistema de información, se sabe qué análisis requiere ese paciente, se lo lleva al equipo que corresponde, ese equipo procesa la muestra y, luego, el resultado es sometido a un complejo algoritmo de inteligencia artificial. En este plano, manifestó que la inteligencia artificial no anula la intervención humana porque solo quita las labores “rutinarias”.

Así, insistió en que si bien con la aparición de equipamiento se podría pensar que el bioquímico no es más necesario, ocurre lo contrario. Es más necesario que nunca. Tiene que estar altamente calificado, requiere un esfuerzo y lo que se ve es que la retribución de todo el sector de salud no está acorde al riesgo y a la responsabilidad, dijo, y puntualizó que no hay una gran oferta de profesionales. Asimismo, mencionó que en las ciudades grandes tampoco es sencillo cubrir la posición. A la vez, la situación se reproduce en pequeñas localidades donde, muchas veces, los bioquímicos deciden no ir porque no pueden ofrecer todo su potencial técnico y por los salarios que no les permiten hacer un aporte para mantener a sus familias. Este panorama, incluso, lleva a que algunas regiones se queden sin atención médica o bioquímica.

Aceleración

Gornitz también dijo que su impresión es que el mundo -no solo en lo que atañe a la salud- se ha acelerado. Esa aceleración, indicó, puede tener un punto bueno, vinculado con que se abarate el acceso a la tecnología.
Pero, por otro lado, “puede ser complejo” en términos de adaptación. Entonces, la impresión es que el mercado se va a ir concentrando, remarcó.

Los días de pandemia

Con relación a la pandemia, dijo que ellos lo habían vivido, de algún modo, con la gripe. Lo que era similar era el “miedo a lo desconocido”. Así, recordó que si bien había profesionales preparados, no tantos estaban dispuestos al inicio. Nuestro grupo trabajó prácticamente las 24 horas desde el día uno tomando muestras. Eso permitió la identificación rápida de muchos casos, el tratamiento del paciente y el aislamiento para que la enfermedad no siguiera propagándose, apuntó. Y agregó que si bien tenían equipamiento, necesitaron adquirir más, con los que pudieron brindar resultados no solo a la población local, sino a gran parte del interior del país”.

Finalmente, dijo: Hoy la pandemia continúa. Lo que se ve es el impacto que ha tenido la campaña de vacunación. Las clínicas ya no están saturadas. Lo que creo que tiene que dejarnos esto como ejemplo es que ninguna institución, por más compleja que sea, puede sobrevivir sola. Todos debemos trabajar en forma mancomunada, el sector público y el sector privado. Eso es lo que permite afrontar el desafío y poder generar confianza.

Fuente: El Diario