(Buenos Aires).- Ingresó cerca del mediodía. Está dispuesto a hablar, pero no solo a detallar las características de avanzada que tiene la nueva clínica Altos de Salta, en la calle Laprida 145, a la que califica con estándares del primer mundo, sino también de la situación que afronta el sistema de salud en Argentina.

Claudio Belocopitt es uno de los empresarios más renombrados del país. Desde joven tuvo en claro los hilos del mundo de los negocios: las inversiones a largo plazo y la importancia de ser pioneros.

El presidente de Swiss Medical Group, se refirió al Gobierno, puso paños fríos a la polémica que se suscitó en Salta con otros sanatorios que fueron multados por no querer atender a pacientes de esa obra social y analizó su otra pasión: los medios de comunicación. Cuando habla de productos, rating y cámaras, Belocopitt muestra aún más comodidad. La nueva clínica, que estará habilitada desde el viernes, tuvo una inversión de más de 50 millones de dólares, equipos de última generación y habitaciones de confort.

Cómo surgió este proyecto? ¿Por qué eligieron Salta para invertir?
Somos una compañía que operamos en el mercado de la salud desde 1991, con la clínica de la Maternidad Suizo Argentina, en Buenos Aires. A partir de ahí entramos en un camino de desarrollo largo, que nos lleva hoy a la inauguración de esta clínica. Siempre tenemos como objetivo intentar mejorar la calidad de las prestaciones médicas. En Salta empezamos a dar las primeras prestaciones en 1997 y desde 2001 instalamos una sucursal propia, así empezamos un desarrollo más activo. Tuvimos un crecimiento muy importante de nuestros negocios, que se vio en el campo de los seguros con la adquisición del instituto de Salta, y la verdad que la provincia nos dio mucho. Nosotros creíamos que faltaba, no solo en Salta sino en la región del norte, una clínica de estas características. Y ahí viene esta apuesta, que es importante, seguramente no tendrá sus resultados en lo económico ni en el mediano ni en el largo plazo, pero si en lo sistémico. Nosotros estamos convencidos de que esto hace a una mejora de la calidad del sistema de salud, que no es solamente para los usuarios que tengan acceso a este tipo de instituciones. Cuando se hacen mejoras en la calidad técnica de las unidades que dan salud, es decir cuando subís el piso, también subís el techo, y eso hace que todo mejore. Nosotros estamos con mucha expectativa, como primera cuestión, en poder poner a Salta en el primer mundo de atención médica.

Altos de Salta atenderá solo a afiliados de Swiss Medical?
Como característica de la compañía, todas las unidades prestacionales que tenemos las ofrecemos a los usuarios de Swiss Medical, por supuesto, pero también a las demás coberturas. Entonces, está la decisión inicial de las demás coberturas de tomarlo o no. Lógicamente esta es una clínica que operativamente es mucho más costosa, tiene valores más altos de lo que se viene manejando en Salta. Por ahora nosotros vamos a atender a los afiliados de Swiss Medical y vamos a desarrollar algún producto especial de seguro complementario. Estamos trabajando para atender a aquellos usuarios del IPS que decidan contratar este servicio. A su vez, estamos haciendo un convenio con el IPS y con la Provincia, específicamente para las derivaciones de alta complejidad, que hoy se hacen a Buenos Aires u otras plazas.

Qué características va a tener la clínica? ¿Se especializa en alta complejidad?
La clínica hace de todo: baja, mediana y alta complejidad. Está preparada para hacer todas las prácticas quirúrgicas y de atención ambulatoria. Tiene tecnología absolutamente de punta. Ayer estaban los proveedores de equipamiento pesado, dos multinacionales que colocan equipos en el mundo y están instalando en Salta lo mismo que se pone en Nueva York, París o Londres. Cuando decimos primer mundo, lo hacemos con la realidad de los hechos. Esta clínica está dotada tecnológicamente para tener sustentabilidad ante cualquier situación de emergencias, tiene capacidad para generar autoelectricidad durante tres días si hubiera un corte de luz. Es un edificio que está hecho con los niveles de estándares como se construyen en el primer mundo.

Habla de que se verán resultados económicos muy a largo plazo ¿Cómo van a hacerlo si en Salta el 50 por ciento de los trabajadores no tiene obra social?
Nosotros tenemos en claro, Salta no es una provincia que tiene gran cantidad de gasto en salud per cápita en comparación con otras provincias. También es cierto que esta situación es la del huevo y la gallina... Tampoco había productos del nivel que estamos poniendo nosotros que genere la habitualidad a un determinado grupo de gente que esté en condiciones de pagar, de hacer un gasto en el sistema. Las empresas no corren carreras de cien metros, corren maratones. Esto es a largo plazo, alguien siempre tiene que ser pionero, quizá hoy no traiga un beneficio económico puntual. Este es el camino que las organizaciones grandes tienen que hacer. Nosotros sabemos que quizá esta apuesta es un exceso para las circunstancias actuales de la Argentina, del sistema, pero bueno, normalmente los grandes cambios y las grandes cosas se consiguen de apuestas que salen fuera de lo normal.

Cree que el Gobierno mejorará las condiciones para las prepagas y obras sociales? Usted habló de la gravedad que tiene hoy el sistema...
El sistema está en una crisis terminal. No hay que confundir el árbol con el bosque. Que no se confunda esta inauguración con la realidad que tenemos, que es espantosa. Implica y exige cambios profundos, con seriedad. Yo estoy seguro de que en las próximas semanas se tendrán que presentar distintas modificaciones y cuestiones para empezar a escribir un sistema que sea sustentable. No es un problema de Swiss Medical ni de la medicina prepaga, es del sistema.

Qué tiene cambiar?
En Argentina tenemos el sistema de salud más inclusivo, más extenso, de mejor calidad del mundo entero; es el menos costoso por producto. Pero, sin embargo, Argentina tiene un sistema de jubilación paupérrimo ¿Cómo es posible? No les llama la atención que estemos dando jubilaciones del tercer mundo y queremos hacer creer a la población que estamos dando un sistema de salud del primero. Hay algo que no cierra, que no concuerda. Esto es falso. Hoy existe un 30 por ciento de la población en la Argentina que no tiene acceso a la salud. Hay una inequidad muy grande. Cuanto mejor estás cubierto en materia económica, más cobertura tenés, y esto es injusto. Entonces el sistema tiene que renormalizarse, se debe poner blanco sobre negro: ver qué es lo que se puede dar, qué es lo que estará incluido, qué es lo que el sistema de salud está en condiciones de dar para garantizarle cobertura a la gente y qué es lo que no puede dar. Lo que hay que decir con todas las letras, esto no se puede. Pero no lo dice Argentina, lo dice el mundo. Hay que entender en qué se puede gastar y en qué no. Aquí se hace política con el sistema de salud, diputados y senadores van y levantan las manos e incluyen prácticas nuevas todos los días. La discusión no es si esa práctica está bien o mal sino si tenés la plata, si no es una hipocresía. Entonces tenemos gente que se puede atender de cuestiones muy sofisticadas, y está muy bien que así sea, pero hay gente que no se puede atender de una gripe.

Mucha gente recurre a la Justicia para acceder a las prestaciones ¿Cómo incide esta judicialización de la salud?
Es tremendo, todo se corta por lo más fino. La gente que tiene recursos mete un amparo por cualquier circunstancias y los jueces se lo dan. Va a llegar un momento en que con tantos amparos las compañías y las obras sociales se van a quedar sin fondos. Hay que legislar. Todos los países, los de derecha, izquierda y centro, están trabajando en el sistema de salud. Es el primer desafío en materia económica que tiene el mundo. Si no quieren que exista la salud privada, cierrenla. Pero no sean hipócritas, solucionen el problema de salud de la gente, no importa quién lo haga, pero háganlo.
El sistema de salud, siempre doy el mismo ejemplo, debe ser igual que un avión, con tres clases: primera, business y turista. Ahora cuando el avión vuela y se va a Buenos Aires, todos los pasajeros llegan a destino. Todos tienen que tener salud, todos deben curarse, operarse y recibir el medicamento. No puede ser la diferencia que algunos tienen atención médica y otros, no. Eso es ridículo.

Tras la marcha de la CGT, el Gobierno nacional echó a Luis Scervino de la Superintendencia de Servicios de Salud ¿cómo analiza esa decisión? Antes se cuestionó que haya trabajado en Swiss Medical.
Él había trabajado como asesor nuestro. Ahora, cualquier superintendente o ministro de Salud que se quiera poner con conocimientos, o tiene que haber estado en el sistema de obras sociales o en el de prepagas, porque si trabajó en una florería va a hacer un desastre. Pero, independientemente de eso, pueden hablar con los sindicalistas o con referentes del sector privado, el laburo de la Superintendencia en estos 18 o 20 meses de la gestión del señor Scervino ha sido muy bueno, técnicamente no había discusión. Entonces me parece que desde ese punto de vista no hay causa, ahora también en esto hay política y puede ser que esté bien... Lo importante es que a quien le haya tocado asumir en este momento siga entendiendo que hay que trabajar técnicamente. Con la salud no se puede hacer política, no se puede joder. La salud es todos.

Clínicas de Salta fueron multadas días atrás por cartelización tras una denuncia que había realizado Swiss Medical ¿Cómo será la relación de convivencia?
Es importante que por medio de ustedes el tema quede totalmente aclarado. Swiss Medical hace unos años fue sometida a una acción que el sistema de salud en Argentina no registra. Todas las clínicas cortaron el servicio de atención unilateralmente a un solo prestador, a Swiss Medical. Si vos le cortás a un solo prestador le generás un problema de competitividad gigante. Para poder enfrentar eso tuvimos que poner camioncitos con efectivo y los socios llamaban para avisar: “Me voy a hacer una placa, tengo un parto, tengo que operar a mi marido”... y tenía que ir el camioncito con el efectivo y pagar la internación. En ese momento presentamos una denuncia de cartelización, pero tardó mucho en resolverse. Tuvimos un gran apoyo de los socios, que podrían haberse enojado y haber terminado con la campaña de Swiss Medical en la provincia, inclusive haber dañado la reputación de toda la compañía a nivel nacional, pero logramos en su momento una medida cautelar para las internaciones. A partir de ese momento hicimos borrón y cuenta nueva, nos olvidamos. Seguimos despacito con nuestro camino hacia esta clínica y trabajando con las otras clínicas de manera independiente. No tomamos ninguna represalia. Semanas antes de la inauguración nos enteramos, pueden ver ustedes que no presentamos siquiera medidas de apelación en el expediente ni descargos, de que Defensa de la Competencia, a través de la Secretaría de Comercio, había sancionado virulentamente a las clínicas. Si nos preguntan si este es un hecho que nos alegra, no nos alegra. Sabemos el grado de dificultad del sistema de salud en general y no nos gusta que alguien sea multado y no tenemos nada que ver en eso. Sí decimos que debemos tener todo en claro de cómo se originaron esos hechos, que han sido muy duros y traumáticos. Entonces nosotros, de ninguna forma pretendemos que esto se viva como una pelea, queremos convivir con las demás clínicas. Queremos ser un actor más, un actor positivo y ayudar a que todas las clínicas estén mejor. Sí pedimos respeto, fair play. Nosotros vinimos a sumar, no a dividir ni molestar.

Qué expectativa tiene en la reforma tributaria?
La reforma tributaria es imprescindible. Nadie vio los papeles definitivos de cómo será, pero si está en la senda de la lógica y de lo correcto, Argentina tiene que lograr un sistema tributario más justo, más equitativo y distributivo.

De cien pesos que ingresan a una clínica, ¿cuánto van al Estado?
La carga en el sistema médico es mucho más dura. Es tal la gravedad de la crisis del sistema en general que el Estado se lleva, a través de los distintos impuestos, muchísimo más de lo que se lleva cualquier compañía. Para poner un ejemplo, si a las empresas le quedan 30 pesos, el Estado se llevó 150 pesos.

Cree que este Gobierno sea capaz de encarar la reforma en el sistema de salud?
Creo que es la reforma más difícil, desde lo técnico, llevará su tiempo. Yo tengo esperanzas porque creo que lo van a tener que entender, porque no habrá plan B.

Desde su lado empresario, ¿cómo analiza la gestión de Cambiemos?
Muchas cosas bien, algunas regular y otras mal. Me parece que todos los argentinos tenemos que tener en cuenta que una casa se construye en dos años. Lo importante es ver si orientamos el barco hacia, en definitiva, lo que tiene que ser una política de Estado. Estamos en camino, yo creo que quizá con menor velocidad de lo que uno hubiera imaginado... Hay que entender que se deben bajar los niveles de inflación, sí o sí. Esta historia de convivir con fiebre es un hecho insostenible para la calidad de vida de la gente. De todas maneras, para la medición de la gestión de gobierno hay que esperar dos años más. Ahí estaremos todos en condiciones de poder determinar si se puso el barco en la dirección correcta. Yo creo que, en definitiva, lo está intentando y no es poca cosa.

Usted compró acciones en el canal América y otros medios de ese grupo. El sector también está en crisis, hay menos rating, crece la competencia con el cable e internet... ¿Por qué decidió volver a los medios?
Siempre hay que mirar lo que pasa en otros lados. También se pensaba como muerta la televisión por aire en los Estados Unidos y se recuperó. El mundo requiere cada vez más generación de contenidos. Es cierto que la televisión pierde índices de rating, pero también hay que modificar las mediciones. Hay material que se baja por internet, lo que se mira al día siguiente, y todos los programas en flow... Entonces, la cantidad de gente que se nutre de noticias o de algún programa a través de las distintas formas de repetir es enorme.

Fuente: El Tribuno