(Córdoba).- La investigadora española Laura García Carrascosa forma parte del equipo de investigación de la Universidad de Queensland (Australia) que está registrando avances significativos en lograr un método diagnóstico de la presencia de cualquier tipo de cáncer en cualquier persona.

La repercusión de este hallazgo podría revolucionar por completo el abordaje de la enfermedad considerando que la prevención y la anticipación a la presencia de las primeras células cancerígenas en un organismo facilitaría de forma muy significativa la aplicación de terapia y la curación.

Agradeciendo en primer término la dedicación prestada por la Dra. García Carrascosa a nuestro medio digital Córdoba Buenas Noticias y sus lectores, hemos querido en primera instancia conocer la repercusión de la investigación que que este grupo de científicos están inmersos:

Entrando en el contenido de vuestra investigación sobre un esperado test diagnóstico universal para el cáncer. Por favor, explícanos de forma básica para el gran público en qué consiste el hallazgo y qué repercusión y aplicación puede tener en el futuro inmediato o a medio/largo plazo.
Se basa en una observación que hicimos mi estudiante de tesis Abu Sina y yo, ya en el 2014, de que el ADN de una célula cancerígena y el de una célula normal tiene diferente afinidad por el oro, es decir, uno se adhiere, se pega mucho, mientras que el otro no. Esto nos permitía detectar el cáncer de una manera extremadamente sencilla — bastaba con extraerlo y ponerlo en contacto con el oro, pero no podíamos publicarlo porque no sabíamos a ciencia cierta por qué. Eso nos llevó casi cuatro años más.

Descubrimos que la razón estaba en un cambio, llamado metilación, que ocurre en el ADN de las células durante el proceso de cáncer y que afectaba a multitud de propiedades físicas del ADN, incluido su afinidad por el oro.

En términos sencillos, la metilación del ADN es un proceso por el cual las células añaden a una pequeña molécula llamada metilo a su propio ADN. Mediante este proceso marcan que partes del ADN se pueden leer y cuáles no, para que la maquinaria interna de la célula sepa que proteínas se pueden sintetizar en cada momento. Me gusta mucho usar la analogía del árbol de Navidad para explicarlo:

Si la célula fuera una casa y el ADN su árbol de Navidad, veríamos que las células de cada tejido (riñón, cerebro, piel…) decoran el árbol a su manera y esa decoración define la identidad de cada célula. Esto es lo que permite que todas las células del organismo tengan el mismo ADN, y sin embargo sean tan distintas. Esto es porque no todas usan la información de la misma manera. Por ejemplo, una célula del corazón leerá una parte del ADN que codifica información para generar proteínas que participan en la contracción del corazón y esta región no estará accesible en una célula de la piel. Por regla general, cuando un área del ADN esta metilada, esa región no está accesible y no se transcribe a proteína.

En el caso del cáncer, se sabía que muchas de las regiones metiladas se alteran y de esa forma las células del tumor comienzan a producir proteínas que les ayudan a sobrevivir y silencian aquellas que intentan evitar que crezca. Así que hay un gran interés ahora mismo por comprender y detectar este tipo de cambios.

Nosotros ya sabíamos que la afinidad de las moléculas con el oro dependía mucho de su composición química. Por ejemplo, habíamos demostrado ya anteriormente que cambios en la secuencia del ADN afectaban a como este interaccionaba con las superficies de oro.

Como sabíamos que la metilación juega un papel fundamental en cáncer, decidimos ver qué pasaba si poníamos en contacto con el oro, el ADN recién extraído de la célula, sin someterlo ningún tipo de procesamiento químico, para que mantuviera toda su metilación intacta, a ver qué pasaba. Fue increíble. No podíamos caber en nosotros mismos de emoción cuando lo probamos. El ADN de origen cancerígeno se pegó al oro como una lapa, mientras que el normal o el no metilado, apenas se unían.

Entonces empezó, como te contaba, un largo proceso para entender el mecanismo, que es la gran innovación de mi artículo. Volviendo a la analogía del árbol de Navidad, descubrimos que una célula cancerígena pierde casi todas sus bolas de Navidad, excepto por unas regiones aquí y allá que contienen bolas agrupadas en forma de pequeños clusters. En ese sentido, el cáncer es como si en una casa, entrara de repente un bebe y este empezase a arrancar todas la bolas del árbol, y al mismo tiempo decidiera colocar pequeños grupitos aquí y allá. Debido a esta “re-decoración” masiva del ADN, muchas propiedades físicas y químicas del mismo cambian—por ejemplo, el ADN cancerígeno forma unas nanostructuras en soluciones acuosas que son muy pequeñas en comparación con las de un ADN normal, y lo más fascinante de todo, que este cambio en “la decoración del ADN” ocurre en todos los tipos de cáncer y puede usarse como un marcador universal de cáncer.

En cuanto a tu pregunta sobre la repercusión y aplicación puede tener en el futuro inmediato o a medio/largo plazo. Aún es pronto, pero si conseguimos validar nuestros resultados en estudios clínicos con muestra poblacionales más amplias, tendremos en nuestras manos un método realmente sencillo para poder hacer cribados de cáncer en pacientes de riesgo de forma no invasiva, y podría incluso usarse para monitorizar si un paciente inicialmente curado vuelve a mostrar un cáncer. Esto tiene por tanto un potencial inmenso.

Han surgido otras líneas de investigación similares por otros equipos científicos que apuntan a la biopsia líquida para identificar la presencia de células cancerígenas en una persona. ¿Cuál sería la principal diferencia de vuestra investigación, en qué es singular?
Hay muchos grupos de investigación buscando marcadores de cáncer en fluidos como la sangre o la orina, que permitan detectar el cáncer de forma no invasiva, pero en general es difícil encontrar marcadores que sean universales del cáncer, y en la mayoría de casos, son únicamente validos para un tipo concreto de cáncer. Además de eso, requieren procesos mucho más complicados y técnicas más caras y complejas para detectar estos marcadores. En ese sentido, nuestro método destaca por la sencillez y universalidad de su aplicación.

Crees que efectivamente llegaremos a contar con un test simple de aplicar que permita anticipar el diagnóstico del cáncer? Considerando la burocracia, financiación requerida, etc.. ¿en qué plazo sitúas ese momento?
Efectivamente este tipo de descubrimientos llevan un tiempo largo hasta que se materializan en una prueba que se pueda usar en la vida diaria. Los estudios clínicos que necesitamos desarrollar requerirán un mínimo de cinco años, si no más. Y la comercialización depende también de nuestra capacidad para atraer el interés de la industria, etc. Es difícil cuantificar cuando podrá estar disponible.

Es habitual que la investigación en países como Estados Unidos sea apoyado por filántropos, fundaciones o instituciones privadas con una vertiente solidaria o como proyecto con potencial empresarial. Este esquema pensamos que no está desarrollado en España. ¿Lo consideras necesario para acortar los tiempos y lograr el beneficio de los pacientes? Por otra parte, lo ves factible solo con financiación pública? ¿Cómo se enfoca en Australia?
La filantropía es desde luego una vía fantástica para catalizar el desarrollo y aplicación de descubrimientos científicos. En Australia, se está promoviendo mucho este tipo de actividad y yo de hecho estoy trabajando en programas para fomentar que investigadores establezcan este tipo de contactos.

Tu investigación gira en torno al diagnóstico, absolutamente clave para la prevención y la curación, pero en puramente en el ámbito de la curación, ¿crees que veremos una cura definitiva del cáncer? ¿Qué nos puedes decir al respecto?
 El problema del cáncer es que es una enfermedad terriblemente compleja en la que intervienen multitud de mecanismos y además cada paciente tiene una plasticidad particular para responder a los fármacos.

Aún desconocemos estos mecanismos y también por que unos pacientes responden bien y otros no. Desde hace unos años se están haciendo grandes avances en este sentido. Por ejemplo, ha sido un avance revolucionario el descubrimiento de nuestro potencial para estimular nuestro propio sistema inmune para que sea este el que combata el cáncer desde dentro con la ayuda de inmunoterapias.

Otro gran avance ha sido que cada vez más la investigación se está descentralizando de la perspectiva de catalogar los tipos de cáncer en base a su origen (e.g., tumor de mama) hacia una clasificación basada en el “tipo de mecanismo” que origina el tipo de tumor. Y es que se ha visto que muchos tumores de diferentes tejidos tienen en común que están originados por alteraciones en los mismos tipos de mecanismos y por tanto podrían tratarse con un mismo tipo de terapia. Este descubrimiento está transformando la manera en que entendemos el cáncer. El reto está en desarrollar las tecnologías para poder caracterizar los tumores y descubrir esos mecanismos. Esto es lo que se denomina medicina personalizada que aún está por llegar al ámbito clínico.

Es un comentario habitual en la sociedad española afirmar que existen intereses de grandes grupos multinacionales en que no se produzca o se retrase lo más posible la curación del cáncer, ya que genera enormes ingresos a estas compañías. Nos gustaría conocer tu opinión al respecto.
Yo no creo que esto sea así. Las compañías farmacéuticas invierten cantidades ingentes en cualquier descubrimiento con un mínimo de potencial para curar el cáncer.

Aquí por ejemplo muchas farmacéuticas financian multitud de grupos de investigación incluyendo pagarles los salarios de muchos de sus miembros para acelerar los ensayos que permitan demostrar el verdadero potencial de esos fármacos en cáncer.

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