(Buenos Aires).- La vamos a extrañar. Viaja a Seattle como directora médica de una empresa que se dedica a hacer tests para enfrentar al cáncer. Luego de haber construido una carrera que la posiciona entre los mastólogos y cirujanos más reconocidos del país, la doctora Astrid Margossian encara ahora un nuevo desafío: hacer cultivos 3D de tumores, a partir de una biopsia, para luego probar drogas oncológicas y “experimentar” sobre estos mini tumores, llamados organoides, sin afectar al paciente.

Estos test funcionales se emplean para facilitar el tratamiento de las personas que ya fueron sometidas a varias terapias, soportaron quimios o fueron tratadas con drogas biológicas, como las blancomoleculares o anticuerpos monoclonales, sin resultado. Cuando el tumor vuelve y vuelve y ya no se sabe qué indicar, hay que innovar para descubrir a qué medicación son sensibles, explica esta experta en enfermedades mamarias, docente, investigadora y creadora del primer banco de datos de tumores de la Argentina. A partir de su trayectoria, Astrid cuenta que estos cultivos vienen a completar la investigación iniciada con los estudios genéticos y la secuenciación completa de tumores, ahora de moda. Se pensaba que con esa secuencia y al ver cómo son los genes, íbamos a poder dar una droga específica para esa mutación. Pero no todas las mutaciones responden a la medicación, explica. Como ejemplo menciona el BRCA 1 y BRCA 2 mutado de Angelina Jolie. Por la alteración de esos genes, la actriz decidió someterse a una doble mastectomía para prevenir el cáncer de mama dado que tenía alto riesgo de desarrollar la enfermedad.

A pesar de que en Estados Unidos son frecuentes estudios como Foundation One, que le realizan todas las mutaciones al tumor, sus resultados no alcanzan para tratar a los pacientes. Se comprobó que menos del 1% de las mutaciones responden a la medicación. El resto, no. Eso quiere decir que en el 99% de los casos no sabés qué hacer, aclara. En cambio, con este test funcional se prueban directamente todas las drogas conocidas y las que están en experimentación. Los laboratorios nos facilitan las drogas que están desarrollando para que las probemos en los organoides. Al paciente le damos un informe que dice: ‘este tumor es sensible a todas estas drogas y resistente a estas otras’. Y también distinguimos cuáles están aprobadas y en experimentación, con los ensayos clínicos disponibles para evaluar en qué estado se encuentra su desarrollo. La medicación la elige finalmente el oncólogo, aclara. A menudo sucede que el tumor es resistente al tratamiento que se está aplicando. En ese caso, alertan sobre la quimioterapia que no funciona y evitan un daño mayor: son tratamientos carísimos y altamente tóxicos”, resume. Apenas dos o tres compañías se dedican a este clase de desarrollos. La que emplea a Astrid está en el Institute of System Biology, donde se manejan los datos del proyecto genoma, The Cancer Atlas Genome Project. La empresa se llama SEngine Precision Medicine y está integrada por científicos del Fred Hutchinson, el centro de tratamiento del cáncer de Seattle, Washington. “Incluido el Premio Nobel de Medicina 2001, el Dr. Leland Hartwell, se enorgullece.

 

Por qué la eligieron?
Por mi experiencia anterior con el banco de tumores, reconoce. Los oncólogos del Fred Hutch la conocían desde que en 2006 se desempeñó como investigadora asociada del centro mamario de la Baylor College of Medicine de Houston, donde se radicó por dos años y trabajó full time en varios proyectos de investigación básica y clínica. Fui pionera al crear un biobanco en la Argentina, el Breast Center Biobank. Ellos conocían mi background y ahora están armando un banco con estos organoides. Necesitaban a alguien con experiencia en tumores, dice. Además, Astrid tiene experiencia en test genéticos. También trabaja para el laboratorio que le hizo el diagnóstico a Angelina Jolie. Las plataformas genómicas son estudios genéticos que se realizan para confirmar si el paciente va a necesitar quimioterapia o no, y si precisa cinco o diez años de medicación o terapia endócrina extendida, explica. Estos estudios brindan información útil para encarar el tratamiento. Te indica si se beneficiarán con la quimio, además de brindar un pronóstico sobre qué va a pasar con ese tumor, con una proyección de diez años. Es información invalorable para el oncólogo y cirujano de mamas. Es un avance total. Entre los motivos, hay uno trascendente: evita muchas quimioterapias. Cuando se realiza un test genético, disminuye un 60% su indicación. El 60% de los pacientes testeados son de bajo riesgo. No la necesitan. Palabra de experta. 

Fuente: Clarín