(Buenos Aires).- A pesar de estar acostumbrado a desplegar una actividad intensa (incluso siendo diputado seguía yendo a su laboratorio del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas, en La Plata, y trabajando en los experimentos de su equipo), a pocos días de su asunción como Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (tal el nombre que ya adoptó su cartera, sin la palabra "productiva"), el bioquímico y nanotecnólogo Roberto Salvarezza no puede ocultar signos de cansancio. "Fueron meses de mucho trabajo, pero confiamos en que estamos inaugurando un ciclo virtuoso", afirma.

Admite que "lo primero será atender a la emergencia, y dentro de ella, a los jóvenes", pero se resiste a dar cifras precisas.

Doctor Salvarezza, ¿cuáles son las primeras medidas que tomará su ministerio
Tenemos una primera etapa de reparación del daño que se causó en estos cuatro años. Si se mide la pérdida de la "función ciencia y tecnología" en pesos, la caída fue del orden de alrededor del 40%. Si se lo mide en dólares, es mucho más preocupante, alcanza al 60%. Eso tuvo un efecto tremendo. Los salarios se deprimieron un 40% respecto de 2015. Las becas están en el nivel de pobreza; un físico, un químico ganan unos 30.000 pesos. Los subsidios no alcanzan. La otra herencia que tendremos que reparar fue una reducción de investigadores: teníamos tres por cada mil habitantes de la población económicamente activa y, dado que el Conicet redujo los ingresos a la mitad, el INTA está con 800 personas menos (por retiros voluntarios y por no reemplazar al personal de planta que se jubila), en el INTI se suma a todo eso 265 despidos. Hay una caída general del personal dedicado a la investigación en el país que es muy grave. Si se suma a este cóctel que no hay cargos nuevos, produzco 2000 doctores y ¿dónde los coloco? La conclusión de todo eso es "me voy". No tenemos todavía los números precisos, pero hay equipos en los laboratorios que se redujeron porque hay becarios que no quisieron terminar las tesis. Vamos a trabajar fuerte para que aumenten significativamente las plazas en los organismos de ciencia y tecnología; en particular, el Conicet va a tener que ofrecer más posiciones.

Uno de los problemas que siempre se señalan es que no se aprovecha el sistema científico para informar políticas públicas. ¿Tienen algo en mente para facilitar el diálogo entre investigadores y funcionarios?
Ese era el fin de los proyectos de investigación orientados (PIO): atender demandas que no surgían de los investigadores, sino de la sociedad. Un caso típico es el que se ejecutó a partir de la emergencia en La plata por la inundación. Ese PIO hoy tiene relevadas todas las zonas inundables en el área de La Plata, Berisso y Ensenada, y eso se desarrolló con las ciencias sociales, con los vecinos, con los ingenieros, con los ambientalistas que trabajaban en la pérdida de humedales por el avance inmobiliario. Participaron casi 400 investigadores. Hay tres niveles: las iniciativas de los científicos en temas de punta a los que hay que apostarr (como la computación cuántica y otros), la investigación orientada, que son las articulaciones entre territorio y municipio más un organismo científico, y los proyectos más estrictamente tecnológicos, como fueron los Fondos Argentinos Sectoriales (Fonarsec). Un ejemplo es el que promovía la aplicación de la nanotecnología a la industria petrolera. Nosotros los implementamos, pero cuando empezaban a crecer, llegaron cuatro años en los que reinó la incertidumbre, la decepción y la falta de fondos.

Una de esas iniciativas fue Y-TEC, compañía tecnológica formada por YPF y el Conicet. ¿Piensan revitalizarla?
Creo que YPF va a volver a tener un rol importante. Hay que pensar que debía convertirse en líder en tecnología de recursos no convencionales. Sin embargo, fue perdiendo relevancia y ganaron otras empresas privadas. El rol de Y-TEC quedó desdibujado. Se pensó que trabajaría también en recuperación secundaria y terciaria, que es un problema que tenemos en los yacimientos ya maduros. Pero también tenía que apostar al litio, a las baterías no convencionales, a la geotermia, a la energía mareomotriz. Nosotros tenemos una meta que cumplir por ley, que es que las energías renovables sean un 25% de nuestra matriz energética y hoy estamos en el 2 o 3%. Estamos todos convencidos del impacto del cambio climático y eso hará que el medio ambiente sea un tema fundamental en la agenda de los próximos gobiernos: la biorremediación, el paquete tecnológico en el agro. Todo esto tenemos que atenderlo y el sistema científico puede dar respuestas racionales. A veces las discusiones son muy emocionales o intuitivas. Debemos ayudar a introducir el conocimiento disponible para que la sociedad pueda decidir con más fundamentos.

Van a seguir los cupos para ingresos por áreas prioritarias?
El Ministerio va a ser respetuoso de las decisiones del Conicet, un organismo autárquico. Soy un convencido de que no se hace tecnología dividiendo entre tecnólogos y ciencia básica. Mucha gente que hace ciencia básica termina haciendo un plan tecnológico. La transferencia se logra creando interfases de tecnología. Port ejemplo, Y-TEC es una interfase tecnológica. Cuando el Laboratorio de Electrónica de La Plata se asoció con el Conicet, también se creó una interfase tecnológica, porque esos lugares son los que demandan becarios, técnicos e investigadores en un ambiente tecnológico. Lo que quiero decir es que debemos crear esos ambientes asociándonos con aquellos centros, institutos, laboratorios que en el país tienen esa impronta. No se hace dividiendo.

Otra de las deficiencias que se atribuye al Conicet es el bajo nivel de patentamiento. ¿Algún plan para promoverlo?
Nosotros notábamos que el Conicet tenía una posición interesante entre los organismos de investigación en el mundo y resultaba ser que figuraba como referencia en muchas patentes que no eran argentinas, sino de otros países que utilizaban el conocimiento básico y citaban a nuestros investigadores. Ahí hay un tema que hay que fortalecer, que es la utilización del conocimiento por parte de la sociedad. El Conicet tiene que trabajar, pero también es necesario que el sector privado utilice el conocimiento. Si no, es muy difícil que termine en una aplicación concreta. A mí lo que me parece más interesante es que las patentes se utilicen. Y para eso hay que tener una actividad empresarial que conozca la tecnología. Hay sectores que poseen ese conocimiento (como la Cámara de Biotecnología). En otros ámbitos, todavía no lo hemos logrado. Tenemos que ayudar a crear esas interfases con los empresarios para que puedan demandarnos tecnologías patentables y utilizables.

Tienen pensado líneas de subsidios para estimular la innovación?
Si uno toma el tema espacial o nuclear, ahí tiene ejemplos muy claros en los que el Estado inicia una innovación y luego arrastra toda una cadena de Pymes proveedoras. ¿Qué pasó cuando se suspendió Atucha III? Esa decisión termina en la Uocra o en la UOM. Zárate y Campana se paralizan. Los intendentes salen a pedir que se reanude el plan nuclear.

Van a recuperar esos planes?
Creo que sí. Pero va a ser gradual, porque exigen enormes inversiones. Tenemos que ver cómo avanzamos, porque venimos de una caída y estamos en un país que tiene emergencia alimentaria, jubilatoria, de la industria automotriz. Nuestra prioridad en este momento es salvar a los jóvenes. Los planes emblemáticos, que requieren inversiones muy importantes se tienen que poner en marcha, no podría decir a qué ritmo, porque va a depender también de cómo responda la economía.

Otra materia pendiente es la federalización
Vamos a trabajar fuertemente en eso. Elisa Colombo, ex directora del Centro Científico y Tecnológico de Tucumán, se va a hacer cargo del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (Cofecyt) y vamos a dar mucho impulso al desarrollo del interior en esta materia.

Fuente: La Nación