(Buenos Aires).- Mientras todo el mundo relaciona la palabra “pandemia” con COVID-19, Marcelo Farachio siente que, en realidad, desde hace tres décadas está trabajando en otra pandemia: la de diabetes. Según el atlas de la Federación Internacional de Diabetes (IDF), la incidencia de diabetes en el mundo entró en una espiral sin control, con más de 530 millones de pacientes en el mundo y una proyección a diez años de 650 millones”, dice Farachio.

Marcelo Farachio es General Manager de Roche Diabetes Care Argentina y Head of Diabetes Care LATAM CLUSTER de la compañía, una empresa embarcada en brindar soluciones integrales para el manejo de la enfermedad que engloba y trasciende la producción de equipos biomédicos, pruebas de diagnóstico o aplicaciones. Nuestra propuesta es un ecosistema abierto con la participación de todos los actores involucrados, incluyendo soluciones de otras compañías, afirma Farachio.

Llevo 30 años en Roche, que era estrictamente una empresa farmacéutica, pero que hoy es también una empresa de salud digital. Es la misma empresa y al mismo tiempo no lo es. Pero continúa vigente el lema de siempre, hacer hoy lo que el paciente necesitará mañana. Cambió el formato y las prioridades son diferentes, pero la cultura es la misma. Se auguran buenas cosas. La tecnología viene para conectarnos y vivir mejor, asegura el ejecutivo nacido en Montevideo (Uruguay) y con responsabilidad estratégica, financiera y operativa sobre la región que abarca desde México y Centroamérica hasta el Cono Sur.

A 100 años del descubrimiento de la insulina, ¿Cuáles son los desafíos que aún enfrentan los pacientes?
Parece curioso, pero la temática sigue siendo la misma. A medida que la población con diabetes crece, el gran desafío es la accesibilidad a soluciones que integren las necesidades de las personas que la padecen, los profesionales, los sistemas de salud y las empresas. La tecnología avanza, pero es necesario encontrar su conjunción con mucha gente que aún no tiene el acceso que uno pretendería.

Roche ha sido tradicionalmente una empresa productora de medicamentos y también de métodos diagnósticos. ¿Cómo aspiran a posicionarse? ¿Qué valor agregado pueden darle a la gestión de la salud?
Tal como expusimos en el Congreso Argentino de Informática en Salud (CAIS), Roche en una empresa farmacéutica con enfoque digital, propulsora de una medicina personalizada y fundamentada por el valor de sus propuestas. La aspiración es posicionarse y tener la capacidad de ser integrador, es decir, dejar ver, dejar aparecer y dejar acceder a soluciones integradas que, a la vez, tengan valor médico real y puedan ser utilizados para tener impacto real en la patología. Y, para que eso se consiga, tiene que ocurrir dentro de un ecosistema abierto, que permite que se conecten soluciones de otras compañías. Hay que romper silos y paradigmas. Se necesita una apertura importante.

En el caso concreto de la diabetes, ¿en qué etapas de la travesía del paciente (“patient journey”) tienen intervención o pretenden tenerla con productos, iniciativas o sistemas de gestión?
A medida que la cantidad de pacientes con diabetes se expande, el desafío es que puedan acceder a soluciones eficaces según el estadio de la enfermedad en que se encuentren. La persona puede estar en una etapa temprana (lo que llamamos actualmente prediabetes) que detectada a tiempo puede tener una solución que difiere ampliamente de otra con diabetes avanzada, quizás con complicaciones crónicas y que además posiblemente va a “insulinizarse”. Cada paciente tiene una historia diferente alrededor: el sistema de salud que lo cubre, el tipo de sociedad en la que vive o el tipo de familia. Es importante conocerlo, ya que cambia la forma de abordarlo. La clave es la personalización, la obtención de datos de ese paciente, que son utilizados por el médico y el sistema de salud de forma segura para orientar el tratamiento y su seguimiento en el tiempo.

¿Cuál es la importancia de los datos para la toma de decisiones? ¿Me puede dar ejemplos concretos aplicados al manejo o gestión de la diabetes?
La diabetes es una enfermedad que se vive constantemente, 24×7, no descansa. Su manejo no requiere controlar solamente el nivel de glucosa y de hemoglobina glicosilada: sino también combinar otros datos, como las dosis de insulina con la actividad física, la alimentación, el nivel de estrés, la situación de la familia y la de la comunidad en la que está inmerso. Todos estos datos se pueden recabar dentro de una solución tecnológica. La propuesta de Roche es integrar la información dentro de un ecosistema abierto donde intervienen distintos protagonistas: el propio paciente, su médico y cuidador, su sistema de salud, además de distintas empresas que proveen soluciones para este paciente en particular. Se capturan datos en tiempo real y se combinan entre ellos permitiendo reaccionar con rapidez. Por ejemplo, un paciente puede tener una aplicación conectada a su monitor de glucemia que conecta a su vez con el ecosistema y el profesional de la salud puede intervenir si fuera necesario.

¿Cuáles son barreras y obstáculos para la implementación de esta iniciativa? ¿Desconocimiento, inversión inicial, inercia cultural?
El ecosistema que planteamos es abierto, lo que significa que todos los involucrados estén dispuestos a participar activamente e invertir recursos. El sistema de salud tiene que comprender este nuevo entorno y las empresas proveedoras de salud tienen que entender que solos no podemos. Estamos en una etapa desafiante donde la solución de “salud en mano” tenemos que presentarla en sociedad, encargarnos que se entienda, como así también consensuar la inversión de recursos, como tiempo, dinero, capacitación y hasta probar su funcionamiento, entre todos. Para esto ya no funcionan los silos. No hay nadie que tenga la capacidad solitaria. Grandes empresas como Amazon o Google han querido entrar en el sistema de salud y no lo han conseguido. Al final es todos juntos.

¿No hay riesgos de que el desarrollo de estas tecnologías aumente la inequidad en el acceso?
Roche en Latinoamérica ya tiene disponibles componentes fundamentales para construir esta solución integral: una plataforma para el médico, una aplicación para conectar al paciente, un sensor para el monitoreo continuo de glucosa, la capacidad de capturar datos para conocer la administración de insulina en el paciente, entre otros. Y, desde una perspectiva de salud pública, si tenemos en cuenta que según el atlas IDF cuatro de cada cinco pacientes con diabetes en el mundo provienen de países con bajos o medianos ingresos, esta iniciativa basada en recursos tecnológicos de punta puede mejorar y hacer más equitativo el acceso de la población. Estas tecnologías también potencian la atención sanitaria en los niveles primarios de salud, clave en una enfermedad que nos desborda.

¿Cómo deben ser capacitados los distintos actores?
La capacitación es clave, pero no se trata de hacerlo “a mansalva”, sino de entrenar a entrenadores para que la ola se expanda y lograr una cobertura adecuada. La velocidad de capacitación de los profesionales, incluso los pacientes, es una barrera que tenemos que superar.

¿El software que sostiene esta solución de salud digital se va a comercializar?
La oferta comercial en iniciativas de este tipo puede integrar una combinación de productos y servicios, y se puede llegar inclusive a compartir el riesgo con el financiador de salud, estimulando al sistema y sus facilitadores a cumplir con objetivos y métricas de control de la enfermedad previamente acordadas. El sistema tiene que estar preparado para recibirlo y la solución que estamos proponiendo tiene que entregar el resultado prometido

¿Esta tecnología está aprobada por agencias regulatorias de Salud en América Latina?
Está evaluada y aprobada por ANMAT en el caso de Argentina, y no es un dato menor. Estas iniciativas se someten a las autoridades regulatorias de cada país, en la categoría de dispositivos médicos. Esto refuerza la seguridad.

¿Hay alguna enseñanza que se puede extraer de la pandemia de Covid?
La pandemia puso en evidencia la relevancia del sistema de salud al permitir apreciar si contaban con los recursos adecuados para encarar el tsunami que se venía de frente. Se derribaron mitos, como la presencialidad en la atención médica, y se encontraron soluciones como las videollamadas o la captura de datos clínicos o imágenes de pacientes que pueden ser revisadas en forma remota por los profesionales.

¿Cómo imagina la atención de un paciente común con diabetes de acá a diez años? ¿Qué visualiza?
Me imagino una persona viviendo su vida normalmente, con su diabetes a cuestas, pero sin pensar demasiado en ella ya que tiene todos los puntos conectados: tiene una aplicación que lo ayuda a interpretar su enfermedad, y que a la vez lo conecta con su médico y sistema de salud. Todo va girando todo el tiempo. Esta idea me sigue entusiasmando cada mañana. Me imagino pacientes liberados y muy conectados, mucho mejor controlados, con mejoras enormes en calidad de vida.

Fuente: e-Health Reporter