(Madrid).- El dolor de espalda, muy especialmente en la zona lumbar, es una de las dolencias más comunes en todo el mundo. De hecho, se estima que hasta un 80% de la población del planeta padecerá este tipo de dolor en algún momento de su vida. Además, el dolor lumbar, que no entiende de sexos –afecta a mujeres y varones por igual–, constituye la principal causa de discapacidad global.

Pero aún hay más. Más allá de mermar la calidad de vida, el dolor de espalda aumenta en un 13% el riesgo de morir por cualquier causa de las personas mayores. De ahí la importancia de contar con tratamientos efectivos y, de ser posible, no demasiado ‘molestos’, frente a esta dolencia. Y en este sentido, investigadores de la Universidad La Sapienza de Roma (Italia) han desarrollado un tratamiento guiado por imagen y mínimamente invasivo capaz de aliviarlo.

Como explica Alessandro Napoli, director de esta investigación presentada en el marco de la Reunión Anual 2017 de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA) que se está celebrando en Chicago (EE.UU.), «la raíz del nervio es una estructura sensible que cuando se comprimida se inflama y causa dolor. Cuando esto ocurre, el cuerpo reacciona con una constricción muscular, lo que reduce la distancia entre las vértebras y da lugar a un círculo vicioso».

En solo 10 minutos

En la mayoría de los casos, el dolor lumbar agudo no perdura más allá de unos días o semanas. Sin embargo, en torno a un 20% de los afectados sufren una ‘cronificación’ de este dolor, llegando a padecerlo durante más de un año. Así suele ocurrir, entre otras situaciones, en el caso de una hernia de disco, en el que el disco situado entre las vértebras se desplaza y oprime la raíz nerviosa, lo que provoca la irritación de todos los nervios colindantes. El resultado es un dolor de lumbar muy agudo que puede irradiarse a las piernas –lo que da lugar a la consabida y temida ‘ciática’. Sin embargo, y con objeto de aliviar este dolor, no siempre es necesario recurrir a la cirugía.

El estudio fue llevado a cabo con la participación de 80 pacientes con dolor lumbar por una hernia de disco y al menos tres meses de duración que, sin haber pasado quirófano, no respondían a los tratamientos conservadores convencionales –incluido el ejercicio y la medicación–. Así, y en aras de curar su dolencia, los autores los sometieron a un procedimiento radiológico mínimamente invasivo en el que, con ayuda de un escáner –tomografía axial computarizada (TAC)–, se guiaba una aguja hasta el área de la hernia discal y la raíz nerviosa, se introducía una sonda a través de la punta de la aguja y se administraba energía de radiofrecuencia pulsada sobre el área durante un periodo de 10 minutos. Una intervención en la que ni la aguja ni la sonda tocaban el disco intervertebral pero que, de acuerdo con los resultados, es ciertamente eficaz.

Los pacientes han experimentado un alivio de su dolor y han podido volver a sus actividades cotidianas en solo un día
Como indica Alessandro Napoli, «la sonda administra una corriente eléctrica suave, por lo que no hay daño térmico. Y los resultados han sido absolutamente extraordinarios. Los pacientes han experimentado un alivio de su dolor y han podido volver a sus actividades cotidianas en solo un día».

Concretamente, el 81% de los participantes estuvieron libres de dolor durante un año con una única sesión de 10 minutos. Un beneficio que alcanzaron otros seis pacientes tras someterse a una segunda sesión. Y gracias a la intervención, el 90% de los pacientes evitaron tener que pasar por el quirófano.

Como apunta el director de la investigación, «como consecuencia de este nuevo tratamiento, el dolor y la inflamación desaparecen. Además, la relajación de los músculos provoca que la distancia entre las vértebras vuelva a ser normal».

Adiós al quirófano

Y esta intervención, en la que se utilizan agujas y corrientes eléctricas, ¿no tiene efectos secundarios para los pacientes? Pues según destacan los autores, no. Tal es así que el nuevo procedimiento puede resultar muy, pero que muy atractivo para muchas personas con hernia de disco que, lógicamente, quieren evitar la cirugía.

Como concluye Alessandro Napoli, «hay una enorme brecha entre los tratamientos conservadores para la compresión discal y la herniación y la reparación quirúrgica, reparación que puede dar lugar a infecciones y hemorragias y requerir largos periodos de recuperación. Las tecnologías innovadoras como nuestro tratamiento guiado por imagen pueden ayudar a un substancial número de pacientes a evitar tener que pasar por el quirófano».

Fuente: ABC