(Madrid).- El director científico de Abac Therapeutics y presidente de la Red Española para el Descubrimiento de Nuevos Antibióticos, Domingo Gargallo-Viola, ha planteado en BioSpain 2018 su visión del área terapéutica de enfermedades infecciosas, marcada por un punto de inflexión en el que los antibióticos de amplio espectro quedan en el pasado y los antibióticos dirigidos a patógenos específicos son las terapias del futuro.

El cambio no sería muy diferente del que ha experimentado la oncología con la llegada de las terapias altamente específicas.

En el área de enfermedades infecciosas, las terapias empíricas basadas en antibióticos de amplio espectro podrían compararse con los citotóxicos oncológicos convencionales, mientras que los antibióticos contra patógenos específicos serían similares a las terapias dirigidas con las que la oncología cuenta hace unos años.

Esta misma semana se hablaba de nuevo de las últimas estimaciones sobre el alcance de las infecciones al hilo de las declaraciones de José María Aguado, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario 12 de Octubre, afirmando que aproximadamente 9 e cada 100 pacientes ingresados en un hospital adquieren una infección en el propio centro.

Con la vista en el futuro, la intervención de Domingo Gargallo se centraba en qué cabe esperar o qué debería pasar en el futuro. A su modo de ver, el aval de instituciones como Naciones Unidas y agencias reguladoras como la EMA y la FDA va a facilitar el tránsito hacia un modelo de fármacos eminentemente específicos.

“El mercado de los antibióticos ha estado marcado por una sequía de hallazgos de medio siglo, hay que trabajar en un escenario diferente para hacer frente a las resistencias”, razonaba.

De este modo, el cambio, entre otros aspectos, requiere abandonar el modelo de negocio basado en el volumen para establecer otro basado en el valor y desarrollado a partir de las necesidades médicas existentes.

Por su parte, el diagnóstico de precisión, con la identificación del patógeno, permite administrar estas terapias de forma eficaz y respetando el microbioma, con el consiguiente beneficio en otros territorios de la salud. Además, evitarían la aparición de resistencias, no podrían emplearse en productos animales para consumo humano y reducirían las cepas resistentes.

Entre los retos a los cuales habrá que hacer frente, sopesaba la importancia de que una considerable (pero ignorada) proporción de fallecimientos por patógenos resistentes no se registran como tales cuando se producen en pacientes inmunodeprimidos o vulnerables por otras condiciones, que son las que sí se registran. Un conocimiento más preciso de este tipo de casos permitiría comprender mejor el fenómeno de las resistencias en todo su alcance, reflexionaba este experto.

Fuente: Diario Farma