(Córdoba).- En 1964, cuando Arturo Illia creó el Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), su intención fue que la población accediera a medicamentos para enfermedades complejas protegida de intereses comerciales. 

Cincuenta y cinco años después, el mismo laboratorio que produce soluciones farmacológicas con derivados de la sangre para la Argentina y otros países de Latinoamérica, logró desarrollar con ingeniería genética el factor IX de la coagulación que falta en personas con hemofilia B.

Los investigadores tomaron la secuencia de ADN que sintetiza en el organismo el factor IX y la introdujeron en un vector para que la transporte al interior de células animales. Cultivaron esas células en un biorreactor a escala de laboratorio y ahora poseen la materia prima de esa proteína de la coagulación de la sangre.

La ventaja es que con esta tecnología nos independizamos de la fuente natural del factor IX, que es el plasma sanguíneo, y ahora es producida por la célula que está en cultivo, subraya Carlos Argaraña, uno de los asesores científicos del proyecto Biohemo e investigador del Centro de Investigaciones en Química Biológica (Ciquibic). Otra virtud es la gran inocuidad de la proteína final , agrega-comparada con la que se purifica de tejidos naturales", porque se eliminan los riesgos de contaminación con agentes infecciosos.

El conocimiento y el producto son el resultado de un consorcio público en el que intervinieron los científicos José Luis Bocco, del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (Cibici); Carlos Argaraña y José Luis Daniotti, del Centro de Investigaciones en Química Biológica (Ciquibic), ambos de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet; y el Laboratorio de Hemoderivados, con Catalina Massa, Cristina Arias, Daniel Corona y Daniel Martínez.

Obtuvimos una proteína de buena calidad y pureza, y con la actividad necesaria para cumplir con los requerimientos de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), destaca Corona.

Logramos un factor IX recombinante con identidad biológica e inmunológica, y propiedades físico-químicas similares al que se comercializa actualmente en la Argentina. Lo que viene es una etapa no menos compleja: la de producirlo masivamente y pasar todas las pruebas para que llegue a quienes lo necesitan, apunta Bocco.

El próximo paso es la construcción de la planta Biohemo en terreno ya asignado de la ciudad universitaria de la UNC, donde se producirá el medicamento para comercializarlo y se realizarán las pruebas de seguridad.

Prueba y error

La hemofilia B es un problema de coagulación de la sangre que predomina en varones. Su causa es la deficiencia del factor IX y puede ser leve, moderada o grave. En la Argentina hay alrededor de 250 personas que la padecen, aunque se estima que está subdiagnosticada. Se consumen 8.208.000 unidades de factor IX recombinante importado, que representan el 36 % del total de uso de ese medicamento. Según datos del Laboratorio de Hemoderivados, desde 2011 a la fecha, el consumo aumentó el 160% en el país y el mundo.

Tomás Díaz, de Villa María, Córdoba, tiene 21 años y padecen hemofilia B moderada desde los 13. Cuenta que solo recurre al factor IX ante una cirugía programada, pero que siempre tiene que tener una reserva en su heladera por si sangra por algún corte o golpe. Se la descubrieron cuando, durante un partido de rugby, se golpeó el bíceps y se le produjo un hematoma. Fui a cirugía para que me lo sacaran, pero al mes tuve una infección, me hicieron nuevos estudios y encontraron hemofilia B. Estuve mucho tiempo en rehabilitación y me donaron 2 litros de sangre, recuerda.

Le costó asumir la enfermedad y una de sus consecuencias: dejar de jugar al rugby. Y aunque hace vida normal y juega al fútbol con amigos, siempre tiene el medicamento en la heladera por las dudas.

El proyecto Biohemo obtuvo parte del financiamiento del Fondo Argentino Sectorial (Fonarsec) para comenzar a trabajar en 2014. Fueron cuatro años de ensayo y error. Uno lee un trabajo, trata de replicarlo, pero generalmente no obtiene el resultado que busca. Entonces, investiga por qué, vuelve a empezar..., apunta Martínez.

Podrían haber comprado directamente el clon (la célula animal que lleva en su genoma el gen del factor IX humano), pero decidieron arrancar desde cero. De esta manera, además de producir esa proteína, tenemos el conocimiento para desarrollar cualquier otra de interés farmacológico, subraya Corona.

En ese horizonte brillan como posibilidades la insulina, los anticuerpos monoclonales, la hormona de crecimiento, el interferón beta y el alfa, y medicamentos del futuro. Mientras tanto, la adquisición de esta tecnología de punta colocará al país entre uno de los tres proveedores de factor IX recombinante en el mundo.

Made in Córdoba: Desarrollo de última generación

Daniel Corona, José Luis Daniotti, José Luis Bocco, Carlos Argarana y Daniel Martínez forman parte del proyecto Biohemo, que logró producir por métodos de ingeniería genética una proteína faltante en la sangre de las personas con hemofilia. Aunque no hay estimaciones definitivas de cuánto costará el medicamento una vez que se finalice su escalado y aprobación por la Anmat, se calcula que, por tratarse de un laboratorio público y con una misión social, tendrá un valor más bajo que lo que actualmente se comercializa en el país.

Fuente: La Nación