(Buenos Aires).- La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica sistémica, inflamatoria, autoinmune, degenerativa y progresiva que conduce a una lesión estructural articular, al deterioro funcional y a la disminución de la calidad de vida en la mayoría de los pacientes. 

La AR es de las enfermedades reumáticas inflamatorias más frecuentes, con una prevalencia en la población adulta del 0.5 al 0.8%, afectando principalmente mujeres, en una proporción de 2 a 3 por cada varón.

La etiología de la AR se desconoce hasta el momento, aunque se han identificado diversos factores predisponentes, siendo éstos, principalmente: a) ambientales, como la exposición al humo de tabaco; b) genéticos, asociados al antígeno leucocitario humano (HLA)-DRB1; c) inmunológicos, con un incremento de la producción de citocinas proinflamatorias. Estos factores propician una pérdida de la tolerancia inmunológica, así como un incremento de la producción de autoanticuerpos como el factor reumatoide (FR) y anticuerpos antipéptidos citrulinados cíclicos (anti-CCP), ocasionando destrucción ósea y de tejido periarticular.
La AR afecta, principalmente, articulaciones periféricas de manera simétrica, caracterizada por un proceso inflamatorio en la membrana sinovial que ocasiona la formación del pannus.

El pannus es un tejido de granulación que se origina en la sinovia y participa en la destrucción ósea y del cartílago adyacente. La constitución del infiltrado inflamatorio sinovial es a base de fibroblastos, sinoviocitos, macrófagos, células plasmáticas, células dendríticas, linfocitos T, mastocitos y neutrófilos.

DIAGNOSTICO

Para el diagnóstico de la AR existen los criterios de clasificación del American College of Rheumatology (ACR), propuestos en 1987, los cuales consideran manifestaciones clínicas, radiográficas y serológicas de la enfermedad. Sin embargo, los pacientes son clasificados en etapas avanzadas de la enfermedad, limitando la detección en fases iniciales.

En los últimos 10 años, han ocurrido cambios en el panorama de esta enfermedad, como es el caso de los biomarcadores de la AR, dentro de los cuales destacan los anti-CCP. Los anti-CCP fueron incluidos como parámetro para el diagnóstico de AR en los criterios diagnósticos del 2010 (Cuadro I), los cuales toman en cuenta la afectación articular, serología (presencia de factor reumatoide y anti-CCP), reactantes de fase aguda (proteína C reactiva, velocidad de sedimentación globular) y duración de la enfermedad.

 

No se puede evitar la enfermedad en aquellos que la van a padecer, ni tampoco se puede curar cuando ya se tiene, pero SI se puede detener la progresión de los síntomas y así, conservar la calidad de vida del paciente; para ello es imprescindible un diagnóstico temprano.

Los anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados (anti-CCP), antipéptidos citrulinados (ACP) o antiproteínas citrulinadas (ACPA) son una clase de autoanticuerpos dirigidos contra una o más proteínas del propio individuo. Estos autoanticuerpos son frecuentemente detectados en la sangre de pacientes con artritis reumotoidea .

En el año 2010, los análisis para la detección de los anticuerpos contra antígenos citrulinados se han convertido en una parte importante de los criterios de clasificación internacional para la artritis reumatoide.

En julio del año 2010 se introdujo el Criterio de Clasificación de la Artritis Reumatoide ACR/EULAR 2010. Este nuevo criterio de clasificación incluye los ensayos con anti-CCP, y sobreescribe los viejos criterios de score para la artritis reumatoide (ACR criteria of 1987).

 

CITRULINACIÓN EN LA ARTRITIS REUMATOIDE

Existen cambios químicos que ocurren con las proteínas después de ser sintetizadas, como es el caso de la citrulinación, que consiste en una transformación postranscripcional del aminoácido arginina en citrulina mediante la intervención de la enzima peptidil arginina deiminasa (PAD). La conversión de arginina en citrulina es capaz de activar la respuesta inmune, ya que la citrulina es el elemento imprescindible que forma parte del epítopo antigénico debido a que su ausencia elimina la reactividad.

En la sinovia inflamada existen macrófagos que expresan PAD2 y granulocitos con PAD4 que citrulinizan proteínas; sin embargo, la citrulinación de proteínas no es un proceso específico de la AR, sino que es un cambio fisiológico asociado a la inflamación, y no está limitada a la sinovia. Se han identificado seis isoformas de la PAD, de las cuales solamente los isotipos 2 y 4 poseen relevancia en la AR, demostrándose recientemente que tanto la presencia de anti-CCP como la expresión de PAD4 anteceden a la aparición de manifestaciones clínicas en la AR. De igual modo, la expresión de PAD2 y proteínas citrulinadas en el líquido sinovial sugiere que la citrulinación es un cambio fisiológico asociado a la inflamación, pero es un proceso propio de la AR, la formación de anticuerpos patogénicos dirigidos a proteínas citrulinadas.

Se ha demostrado que la presencia de anti-CCP positivos se encuentra asociada con una evolución rápidamente progresiva de la AR, con el temprano desarrollo de lesiones erosivas, alteraciones radiológicas, mayor actividad de la enfermedad y pérdida de la función, en comparación con los pacientes que son anti-CCP negativos para las AR seropositivas. También se les considera predictores independientes del pronóstico de la enfermedad, ya que en las AR seronegativas, la positividad de los anti-CCP tiene relación con el desarrollo de enfermedad erosiva.

Los anticuerpos anti-CCP son más útiles en la práctica clínica, sobre todo los de segunda generación, ya que comparados con el FR, tienen la misma sensibilidad, pero son más específicos, tomando en cuenta que se encuentran en sólo el 2 a 5% de los pacientes con otra enfermedad reumática distinta de AR, así como personas sanas, y el 40% de los pacientes de AR seronegativos tienen positividad para estos anticuerpos, por lo que se les ha denominado como el nuevo FR.

CONCLUSION

No se puede evitar la enfermedad en aquellos que la van a padecer, ni tampoco se puede curar cuando ya se tiene, pero SI se puede detener la progresión de los síntomas y así, conservar la calidad de vida del paciente; para ello es imprescindible un diagnóstico temprano.

Los anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados (anti-CCP), antipéptidos citrulinados (ACP) o antiproteínas citrulinadas (ACPA) son una clase de autoanticuerpos dirigidos contra una o más proteínas del propio individuo. Estos autoanticuerpos son frecuentemente detectados en la sangre de pacientes con artritis reumotoidea

En el año 2010, los análisis para la detección de los anticuerpos contra antígenos citrulinados se han convertido en una parte importante de los criterios de clasificación internacional para la artritis reumatoide.

En julio del año 2010 se introdujo el Criterio de Clasificación de la Artritis Reumatoide ACR/EULAR 2010.[ ]Este nuevo criterio de clasificación incluye los ensayos con anti-CCP, y sobreescribe los viejos criterios de score para la artritis reumatoide (ACR criteria of 1987).

ANDREA LARREGINA
BIOQUIMICA