La diabetes mellitus tipo 2 se ha convertido en una de las enfermedades más habituales en el mundo. Si en 2015 afectaba a casi el 8,8 por ciento de personas entre 20 y 79 años, hacia 2040 se espera que afecte al 10,4 por ciento (693 millones en todo el globo en 2045).

El trastorno se caracteriza por un nivel alto de azúcar en sangre (hiperglucemia) debido a una resistencia a la insulina y a una carencia de esta. La enfermedad se diferencia de la tipo 1 en que en este último caso la insulina no se produce correctamente en el organismo a consecuencia de los daños sufridos en los llamados islotes pancreáticos, cúmulos de células que se ocupan de producir la insulina (así como otras hormonas, como el glucagón).

Aunque menos grave, la diabetes mellitus tipo 2 supone el 90 por ciento de los casos de diabetes y por tanto es de largo la que más incidencia tiene. Sus síntomas son diversos. Los pacientes tienen habitualmente mucha sed y ganas de comer, y además sienten la necesidad de orinar frecuentemente. Para resolver este problema, se recomienda practicar ejercicio y comer de forma controlada, y solo en los casos en que no es posible mantener bajo control la glucemia, se tratará con fármacos, como la inyección de insulina, que obligará a vigilar los niveles de azúcar en sangre.

Dado que la diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad crónica que puede reducir la esperanza de vida en una década, ya que además puede venir acompañada por otras enfermedades, los médicos e investigadores tratan de buscar pistas sobre los elementos que la determinan y así intentar prevenirla. En los últimos años se han encontrado varios factores medioambientales y de estilo de vida (falta de ejercicio y dieta) que intervienen en su aparición, pero también se han hallado factores fisiológicos.

Diabetes mellitus tipo 2 y menstruación

El estudio más reciente al respecto sugiere que una menarquía temprana (el momento de la primera aparición de la menstruación en las mujeres) también estaría asociada con un riesgo mayor de desarrollar diabetes mellitus tipo 2. Sin embargo, el índice de masa corporal podría mediar en esta asociación en un 28 por ciento. El trabajo se ha publicado en la revista de la North American Menopause Society (NAMS).

El citado estudio se ha centrado en mujeres chinas del ámbito rural, cuya menarquía se ve estadísticamente retrasada respecto a los países occidentales hasta los 16,1 años, un fenómeno relacionado con un riesgo más bajo de diabetes mellitus tipo 2.

Al contrario, una primera menstruación temprana, hacia los 14 años, estaría asociada según el estudio con una diabetes durante la vida adulta, posiblemente debido a un índice de masa corporal elevado. Otros factores, como la nutrición y el citado índice de masa corporal en la niñez, podrían jugar un papel en esta asociación.

Fuente: NCyT