(Madrid).- Un estudio realizado por el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, España con el objetivo de esclarecer cuándo es el momento exacto que un paciente con COVID-19 adquiere los anticuerpos (REUTERS/Cheney Orr)
Con un fenómeno tan grande como el nuevo coronavirus, para el cual los seres humanos no tienen inmunidad natural, ni vacuna, y que se contagia tan intensamente que ha causado una pandemia, la ciencia debió comenzar prácticamente desde cero para poder esclarecer el panorama.

En este sentido, un estudio realizado por el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, España, con el objetivo de esclarecer cuándo es el momento exacto que un paciente con COVID-19 adquiere los anticuerpos, reveló que la mitad de los pacientes desarrollan anticuerpos anti-SARS-CoV-2 en los primeros días de la infección, de cualquier isotipo y principalmente de inmunoglobulinas G, que son las que indican que el cuerpo tiene defensas contra el virus.

Pero ¿qué significa cada isotipo? Si se detecta anticuerpos inmunoglobina M en un paciente, esa persona está transitando un período agudo de la enfermedad. Si esa persona tiene anticuerpos de inmunoglobina G es porque ya resolvió la enfermedad y tiene anticuerpos contra ella.

La investigación buscó identificar los anticuerpos de tipo inmunoglobulina M, inmunoglobina A e inmunoglobulina G. Los primeros dos aparecen con mayor rapidez y responden a una etapa aguda de la enfermedad. Mientras, los IgG aparecen en la convalecencia, relacionados a la inmunidad desarrollada por la persona.

Para llevar a cabo la investigación, los profesionales estudiaron a 153 pacientes con sospecha de infección por COVID-19 con el objetivo de estudiar el desarrollo de anticuerpos anti-SARS-CoV2. El análisis del del suero analizado fue dos días después de la realización del test PCR.

La respuesta del cuerpo humano a una infección se desarrolla en dos partes. Primero, una respuesta inmune innata, que libera sustancias químicas y glóbulos blancos que luchan contra un virus y lo destruyen. El segundo es una respuesta inmune adaptativa que, junto con otros efectos, produce anticuerpos dirigidos que pueden adherirse a un virus y detenerlo. Si este último es lo suficientemente fuerte, puede crear una respuesta duradera a la infección que proporcionará protección futura al sujeto.

Por otro lado, el 84,97% de los pacientes presentó un resultado positivo en la prueba de PCR, mientras que en el resto, a pesar de poseer datos clínicos y analíticos sugestivos de infección, el resultado de la PCR fue negativo.

Los pacientes que dieron positivo en el hisopado fueron estratificados en función del valor de interleucina-6, un marcador de inflamación sistémica que ayuda a la estratificación de la gravedad de los pacientes (I-6), identificándose en el 44,62% de los pacientes un valor de IL-6 inferior a 40 pg/mL, y en el 55,38% un valor de IL-6 superior a 40 pg/mL. Los valores más altos indican una mayor inflamación y, por tanto, mayor gravedad.

La prevalencia de anticuerpos IgG, IgA (anticuerpos absolutos) e IgM fue del 51,6%, 30,1% y 37,9%, respectivamente en el total de la población. No se observaron diferencias significativas en la prevalencia de ninguno de los tres isotipos entre pacientes con PCR positiva y negativa.

Sin embargo, se apreció un aumento de anticuerpos IgM e IgG en aquellos pacientes con PCR positiva e IL-6 elevada (44,4% y 58,4%), lo que significa mayor inflamación sistémica y gravedad; en comparación con los pacientes con PCR positiva e IL-6 baja (24,1% y 41,4%), que supone menor inflamación y gravedad. Asimismo, se observó un aumento de la prevalencia de anticuerpos IgM en pacientes con PCR negativa e IL-6 elevada (52,1%) respecto a pacientes con PCR positiva e IL-6 baja (24,1%).

“Cuando la persona ya formó anticuerpos no contagia. Es decir, un paciente que transitó la enfermedad va a elaborar anticuerpos contra el virus que sirven como si fueran defensas. En el modelo teórico no se volvería a infectar sino que estaría inmunizado y no correría riesgo”, había adelantado a este medio Gabriela Piovano, médica infectológa del Hospital Muñiz.

Fuente: Infobae