(Madrid).- El tiroides es una glándula pequeña que se encuentra en la parte anterior del cuello, justo encima del esternón. Su función es la de producir las hormonas responsables de regular el metabolismo del cuerpo y puede sufrir, entre otros, una serie de trastornos en su morfología (aumento de tamaño o aparición de nódulos).

Hoy en día, según asegura la Sociedad Española de Radiología Vascular e Intervencionista (SERVEI), son «muy frecuentes» y su detección está en aumento, gracias fundamentalmente al incremento en la realización de pruebas de imagen diagnósticas en nuestro medio (ecografías, TC o RM).

El doctor Manuel Gargallo, responsable de la Unidad de Nódulo tiroideo del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, y referente a nivel nacional en el diagnóstico y tratamiento tiroideo, explica que, a pesar de que los nódulos tiroideos son muy frecuentes en la población general, afortunadamente la mayor parte son benignos, no requieren tratamiento ni cirugía, y se encuentran de forma casual al hacer una exploración, o bien en alguna prueba de tipo radiológica, como las antes citadas.

«Los nódulos tiroideos, bultos sólidos o llenos de líquido que se forman dentro del tiroides, la glándula situada en la base del cuello, tienen una prevalencia muy frecuente en la población general y habitualmente son asintomáticos, por lo que se suelen descubrir de forma casual al palpar el cuello, o bien al realizar alguna exploración clínica o prueba de imagen», detalla el especialista.

Es más, en función de su localización o de su tamaño pueden dar síntomas como dificultad respiratoria, sensación de cuerpo extraño o molestias locales; incluso en algunas ocasiones representan un problema estético, por el que el paciente identifica el bulto en el cuello, llegando a ocasionar preocupación y malestar.

Por ello, el responsable de la Unidad de Nódulo tiroideo del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid recuerda que, aunque la mayoría son benignos, «algunos pueden crecer lo suficiente como para hacerse visibles o dificultar la respiración o la deglución», según advierte.

También incide en que una vez se detecta un nódulo puede ser necesario realizar un estudio para confirmar esa benignidad y descartar la posibilidad de cáncer de tiroides, y la correspondiente necesidad de abordaje quirúrgico para extirparlo

Cuando los diagnósticos se retrasan

Según describe el doctor Gargallo, se trata de un proceso que, en ocasiones, puede prolongarse con numerosas consultas y la realización de ecografías y de otras pruebas, lo que se traduce en una espera que conlleva para el paciente incertidumbre, preocupación y angustia hasta conocer su diagnóstico final.

«Ante un nódulo tiroides, se requiere de un estudio específico para descartar que se trata de nódulos malignos. En muchas ocasiones estos estudios se prolongan por diferentes consultas, solicitud de ecografías, punciones, etcétera, con la consiguiente inquietud del paciente hasta conseguir el diagnostico definitivo. Ante esta situación, la Unidad de Nódulo Tiroideo de la FJD ha diseñado un formato por el que los pacientes son remitidos desde la Atención Primaria a la consulta de la unidad, sin necesidad de consultas intermedias, ni de pruebas previas», destaca el doctor.

La Unidad de Nódulo Tiroideo está formada por profesionales especialmente dedicados a esta patología y «con gran experiencia en su manejo, que ofrece una asistencia integrada y de alta resolución», afirma su coordinador, el doctor Manuel Gargallo. «Los pacientes son derivados directamente desde Atención Primaria, sin ningún paso intermedio», asegura el especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital madrileño.

En la consulta de la Unidad de Nódulo Tiroideo un experto en esta patología realiza una valoración exhaustiva, que incluye la historia y la exploración clínica del paciente pero, además, se realiza la ecografía en el mismo acto de la consulta. De esta forma, al final de esta el facultativo cuenta con una visión completa del problema y puede informar al paciente de las características de su nódulo, su pronóstico, y, en cada caso, la actitud a tomar.

«Cuando exista sospecha de malignidad se le aconsejaría realizar una punción aspiración. En este caso, el médico le citará en el plazo de unos días para realizarle la prueba dentro Unidad y los resultados se le proporcionarán por teléfono en un plazo no superior a una semana. De esta forma, los pacientes, en un plazo breve de tiempo, y con un máximo de dos consultas presenciales, pueden tener absolutamente valorado el tipo y características de su nódulo, y, de esta forma, determinar el tratamiento o procedimientos a seguir en cada paciente», agrega el doctor Gargallo.

En la mayoría de los casos se tratará de un nódulo benigno que o bien se les dará de alta o se les enviará citación para revisión sucesiva en la Unidad; en casos de sospecha de malignidad se les remitirá directamente a la consulta de cirugía. Todo este proceso dentro de la misma unidad y siendo atendido por un único especialista que le atiende desde el inicio del proceso hasta el alta.

En cuanto al material diagnóstico, este especialista destaca la dotación de la unidad con un equipamiento de vanguardia que hace todavía más fácil el diagnóstico certero, disponiendo de un ecógrafo de última generación que cuenta con una sonda lineal matricial multifrecuencia (6-15 mHz) de 50 mm de ancho de visión.

«Con este ecógrafo se puede realizar elastografía por ondas de corte (SWE) en los nódulos tiroideos, lo que nos permite determinar la rigidez del nódulo, tanto con mediciones cuantitativas como con un elastograma con código cromático en 2D», apunta el coordinador de la unidad, subrayando que «esta novedosa tecnología ayuda a establecer la benignidad o malignidad del nódulo».

A juicio del doctor Gargallo, el diseño y equipamiento (tecnológico y de profesionales) de la Unidad permite resolver de forma muy ágil y eficiente la problemática de los cada vez más frecuentes nódulos tiroideos, minimizando el numero de consultas y tiempos de demora. Esto nos permite, en algunos casos, enviar de forma rápida a cirugía a los pacientes que lo precisen y, en todos los casos, evitar la intranquilidad que supone para los pacientes la espera para obtener un diagnóstico definitivo durante semanas o meses.

Fuente: ABC Salud