(Madrid).- España ha sido uno de los países más afectados por la pandemia Covid-19 y fue uno de los primeros en adoptar medidas extremas de confinamiento cuando el coronavirus arrasó la nación entre marzo y abril de 2020. Sin embargo, desde ese primer escenario, España ha ido presentado mejores datos que muchos de sus vecinos europeos, incluso a pesar de un fuerte aumento de casos de Covid durante el invierno de 2020-21, al contrario que otros países, como Reino Unido, Italia, Francia y Alemania, que sí han retornado a confinamientos más duros.

Uno de las causas de este escenario ha sido, según un artículo que se publica en «The Lancet», la alta tasa de vacunación. Actualmente se estima que más del 85% de la población de España ha recibido la pauta completa y se empieza hablar de algo que hasta hace unas semanas parecía poco probable: la inmunidad colectiva o de grupo.

«Todavía no conocemos la proporción exacta de la población que necesita ser inmune para alcanzar la inmunidad colectiva para el SARS-CoV-2, ya que necesitamos comprender mejor la duración y la protección de la transmisión generada tanto por la vacunación como por el Covid-19 anterior infección», explica en «The Lancet» Jesús Rodríguez Baño, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, España.

La inmunidad de grupo se define como la resistencia de un grupo a la entrada y diseminación de un agente infeccioso basándose en que hay una elevada proporción de personas que son inmunes a la infección.

Entonces, ¿ha alcanzado España la tan ansiada inmunidad de grupo? «Si nos atenemos a la definición de inmunidad de grupo, la respuesta es no», señala Ángela Domínguez, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Vacunación de la Sociedad Española de Epidemiología.

Y, comenta la doctora Domínguez, «ahora mismo en España hay una incidencia a 14 días de más de 50 casos por 100.000. Es decir, -advierte- hay circulación del virus entre la población». Y, añade, aunque estemos en riesgo medio/bajo «sigue habiendo ingresos en planta y en UCI. Hay poca transmisión, pero hay».

Sin embargo, señala Jesús Rodríguez Baño en «The Lancet», «la situación en España puede dar algunas pistas: tras dejar atrás la mayoría de las medidas de control en la población, la tasa de contagio (y especialmente la tasa de ingresos hospitalarios) ha ido bajando, y esto es lo contrario de lo ocurrido en las olas anteriores. La única explicación plausible es la altísima tasa de vacunación en el país».

En este mensaje coincide Ángela Domínguez: «Estamos en riesgo bajo probablemente gracias a la elevada cobertura vacunal, casi el 88% de la población diana. Y aun así sigue habiendo ingresos en planta y en UCI. No cabe duda de que la vacunación es una de las claves de que tengamos una incidencia baja, pero no es la nueva ‘normalidad’, que sería una cifra inferior a 25 por 100.000», subraya.

Explica esta epidemióloga que la inmunidad de grupo depende en gran medida de la capacidad de transmisión del virus (factor RO).

Al principio de la pandemia, señala «el factor RO del coronavirus era de 2 o 3 (1 persona infecta a 2 o 3 individuos), pero se ha visto que puede ser de 6 o de 8. Así, si por ejemplo aplicamos un R0 de 6 (1 persona infecta a 6 individuos), necesitamos que el 83% de la población esté inmunizada.

Dado que la vacuna no tiene una efectividad del 100%, sino del 80 o 85%, necesitaríamos a un 97% de la población inmunizada, ya sea mediante la vacuna o por infección natural. Es decir, a ese 97% habría que quitarle el porcentaje de población que ha pasado el Covid-19 y que es inmune».

Pero, advierte. «Seguimos sin saber cuánto dura esa inmunidad. No lo sabemos, ni para los que han pasado la infección ni para las personas vacunadas».

De hecho, un estudio publicado esta semana en «Science» que ha analizado la posibilidad de infección y la capacidad de protección frente Covid de las vacunas de Moderna, Pfizer, Janssen entre 780.225 personas mostraba que la protección contra el Covid-19 disminuye para todos los tipos de vacunas: del 87,9% en febrero al 48,1% en octubre de 2021.

El problema, continúa Domínguez, es que los modelos de inmunidad de grupo se hacen sobre la base de que la inmunidad es «de por vida, como con la viruela o sarampión, o que el virus no cambia. Y en este caso no parece que se den estas dos situaciones».

La conclusión, subraya, «es que no hay una cifra mágica. Siempre tendremos que considerar estas dos variables: RO y la efectividad de la vacuna». «La inmunidad de grupo es algo que puede ayudar, pero no es una garantía», enfatiza la Dra. Domínguez, que apuesta por «cambiar el chip. Más que hablar de la inmunidad grupo hay que continuar con la vacunación y las medidas de control. De esta manera haremos que la transmisión sea lo más baja posible y podremos valorar si es necesario una tercera dosis o no».

Rodríguez Baño tiene la esperanza de que el invierno 2021-22 en España sea algo mucho más normal de lo que vivió el año pasado. No obstante, apunta en «The Lancet» que «debemos ser prudentes en nuestras predicciones. La tercera dosis de refuerzo ya se está administrando en grupos de alto riesgo aquí en España, y aún debemos ver si es necesaria una tercera dosis (o una dosis anual) para todos».

Mientras tanto, en el resto de Europa el panorama es confuso. Reino Unido, que abrió los negocios y eliminó todas las restricciones en julio de 2021, ha visto tasas diarias que han alcanzado los 50.000 casos diarios y tiene una incidencia acumulada a 14 de 753 por 100.000 habitantes, alrededor de 20 veces la de España.

Todo ello ha hecho que la comunidad médica británica haya solicitado que se reintroduzcan algunas medidas de control, como mascarillas en el interior y volver al teletrabajo cuando sea posible.

El gobierno de Dinamarca levantó todas las restricciones a principios de septiembre de 2021 y decidió que había llegado el momento de aceptar que hay que vivir con Covid-19 como cualquier otra enfermedad endémica. Hasta la fecha, esta estrategia parece haber sido muy eficaz, aunque las nuevas infecciones diarias en todo el país se han duplicado.

A finales de septiembre, Noruega también anunció una estrategia similar. Hasta el momento, el país no ha experimentado un fuerte aumento de casos. Dinamarca (76%) y Noruega (69%) tienen proporciones más bajas de población vacunada que España. Con el invierno acercándose a Europa, las próximas semanas y meses serán cruciales para descubrir cómo de exitosa han sido las estrategias individuales de cada país para controlar el coronavirus.

De momento, España que empezó siendo muy criticada, es el país con mejores datos. Pero, como apunta la epidemióloga, «hay que continuar la vacunación en los grupos en los que todavía es baja, como las personas entre de 20 a 39. Y también con las medidas no farmacológicas: confinamiento, cuarentena de contactos, mascarillas, distanciamiento social, etc.».

Porque, repite, «el hecho de que haya bajado la incidencia no significa que se haya conseguido la inmunidad de grupo». Y recuerda que el control de las pandemias no es solo la cobertura de vacunación. «Ojalá fuera tan sencillo como alcanzar la ansieda inmunidad de grupo y que se termine el problema y ya está», concluye la experta.

Fuente: ABC Salud