(Córdoba).- Se llamaba Juan Antonio Sánchez y nació el 15 de junio en Buenos Aires, en 1871. En esa ciudad, en la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencias Médicas, se recibió de Farmacéutico en 1896 y lo que importa es que no mucho tiempo después, en 1919, presentó un plan de estudios al Consejo Directivo de esa Facultad para crear el Doctorado en Bioquímica y Farmacia. Y el 28 de noviembre de ese año le dijeron que sí: se lo aprobaron.

Luego, su historia siguió. Por ejemplo, allá por 1939, a raíz de una presentación de la Asociación Bioquímica Argentina, le confirieron el título de Doctor Honoris Causa en Bioquímica y Farmacia. O que en 1941 comenzó a dirigir el Instituto de Investigaciones de Química Analítica Funcional de Medicamentos hasta su muerte en 1953. Sánchez tenía 82 años. Después, pasaron algunos años. Finalmente, en 1961, la Confederación Bioquímica Argentina, en asamblea, definió que cada 15 de junio -en memoria del nacimiento de Sánchez- se conmemore el Día del Bioquímico.

Carlos Navarro es villanovense y preside la Federación de Bioquímicos de Córdoba. Dijo que más allá de que la ciencia avanza y la tecnología todos los días aporta cosas nuevas, es fundamental el conocimiento bioquímico para lograr un buen diagnóstico médico. En este sentido, apuntó que hay estudios que certifican que el 70% de los diagnósticos médicos se respaldan en un resultado de laboratorio. En este sentido, sostuvo que las pruebas químicas que se practican son influenciadas por la cultura y las costumbres de una sociedad. Como ejemplo, indicó que actualmente hay personas vegetarianas, veganas, otras que consumen medicamentos o drogas para tener mejor físico, mejor pelo, mejor sexo y señaló que estas sustancias, sean o no recetadas, interfieren en los resultados. Por tanto, es en este plano que se hace esencial un nuevo rol de estos profesionales para interpretar y validar la información y para lograr buenos diagnósticos, buenos tratamientos y buenos seguimientos de enfermedades.

Seguidamente, se refirió a la atención de los pacientes.

En esta dirección, hizo referencia a que un caso muy común de repetición de prueba tiene que ver con los antígenos prostáticos. Cuando no es un bioquímico el que toma la muestra, seguramente no está en condiciones de preguntar si tuvo sexo la noche anterior, si anda mucho en bicicleta. Hay cuestiones que tienen que ver con la dignidad en la atención del paciente y, en esto, el bioquímico es el único que debería hacer este tipo de cuestionarios: si consume algún tipo de droga, si toma alcohol, todas cuestiones que luego van a afectar el resultado, describió.

Entonces, cuando se solicita la prueba nuevamente, lo más grave es que se genera angustia en la persona que fue a hacerse el control por ser responsable de su salud. Así, Navarro insistió en la importancia del profesional para las prácticas de muchísima rutina como pueden ser una glucosa y para las de mayor complejidad como puede ser una biología molecular.

Y destacó que el papel es clave tanto en lo que se denomina preanálisis -momento en el que se le dan las indicaciones al paciente antes de tomarle la muestra- como en el posanalítico y en la instancia de comunicación con el médico, para brindarle no solo el resultado, sino también información que pueda llegar a desconocer. Y el desconocimiento puede producirse, en ocasiones, porque hay medicamentos que se venden sin receta y que los pacientes consumen con frecuencia y que si el médico no lo sabe, interfieren en compuestos como la urea, la creatinina y el ácido úrico, entre otros. Vemos que, obviamente, va a ser cada vez mayor la demanda del conocimiento del bioquímico, dijo Navarro y añadió que, de esa manera, se logrará una atención bioquímica que contribuya a los equipos de salud.

Los desafíos

Por otra parte, se refirió a los desafíos de la profesión y remarcó que el más significativo es vincularse con el sector académico, que es el que define las mallas curriculares de los bioquímicos, que tienen mucho de químico y mucho de investigador”. Y agregó: “Creo que el desafío está en poder aportar, desde quien ejerce la profesión todos los días, una visión para definir nuevos perfiles.

Posteriormente, reflexionó sobre lo ocurrido en pandemia y sostuvo que aparecieron títulos intermedios, como el de biología molecular. Son titulaciones que son parte del ejercicio profesional bioquímico, pero que, en definitiva, no tienen el conocimiento claro de cómo vincular la fisiología, la patología y todo lo que tiene que ver con la química, que es lo que le exigen al bioquímico para poder dirigir un laboratorio, puntualizó.

Por último, subrayó que también es necesario que se valorice la profesión, porque las crisis les “pegan” por todos lados. Nosotros estamos, en este momento, resolviendo aranceles, pero lo que se arregla se termina cobrando a los tres meses, en el mejor de los casos, dijo y acentuó que tanto este punto como los mencionados anteriormente, vinculados a la esencia de los bioquímicos y a querer mejorar todos los días, son aspectos principales al momento de pensar la profesión.

Fuente: El Diario