(Buenos Aires).- América Latina y Caribe es la región con mayor fecundidad adolescente en el mundo, después de África. En la región, una tercera parte de los embarazos corresponden a menores de 18 años, siendo casi un 20% de estas menores de 15 años. ¿Qué sucede en nuestro país?

En Argentina, si bien las tasas de fecundidad adolescente siguen siendo elevadas, sobre todo en el grupo de 15 a 19 años, se observa un descenso en los últimos cinco años de más de 20 puntos, cambio más marcado en los últimos tres años, según estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación.

En el año 2010 las tasas de fecundidad adolescente tardía (15-19 años) rondaban los 67,4 por mil, en el año 2015 ya habían descendido a 62,5 por mil y en el 2020 las mismas llegaron a 30,3 por mil. En este descenso tienen mucho que ver las intervenciones de políticas públicas llevadas a cabo, entre las que se encuentran las acciones del Programa Nacional de Salud Sexual y Salud Reproductiva, la implementación de la Ley de Educación Sexual, el inicio del Plan ENIA y la sanción de la Ley 27.610 de legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y atención post aborto.

Estas acciones compuestas de asesorías anticonceptivas, uso de métodos anticonceptivos, acceso a la información, entre otras, contribuyeron a que el descenso en las tasas de fecundidad adolescente fuera más marcado.

Durante la pandemia, las barreras en el acceso a los servicios de salud en general, y a los de salud sexual y salud reproductiva específicamente, han dificultado el acceso a los métodos anticonceptivos, con el consecuente impacto en las tasas de fecundidad, pero de forma transitoria. Según el Sistema Informático Perinatal para la Gestión (SIP-G) en el año 2019 en Argentina, 6 de cada 10 adolescentes y mujeres entre 10 y 49 años, que tuvieron sus partos en hospitales públicos, reportaron ese embarazo como no intencional.

La evidencia empírica (OPS, OMS, UNFPA) demuestra que el embarazo en la adolescencia en varios países de América Latina y Caribe se presenta con mayor frecuencia en los grupos más pobres de menor nivel de escolaridad, rurales, indígenas y afrodescendientes. Esta razón es un reflejo de diversos factores individuales, familiares, sociales y culturales que interactúan entre sí y contribuyen a una mayor vulnerabilidad.

También se observa en este grupo un menor acceso a la información, a los servicios e insumos, incluidos métodos anticonceptivos, al acceso a una educación sexual integral, y, sobre todo, al ejercicio de sus derechos. Son además influenciados por un conjunto de representaciones sociales y culturales en torno al género, a la maternidad, a la sexualidad y las relaciones de pareja, sumado al rol de los medios de comunicación y la sociedad en general.

Recomendaciones para adultos y adolescentes 

  • Hablar con los/as adolescentes acerca de la sexualidad, para que tengan los conocimientos adecuados, y puedan vivirla de forma placentera y responsable.
  • Alentar a los/as adolescentes que no son sexualmente activos a que sigan sin tener relaciones sexuales hasta el momento en que ellos/as lo deseen.
  • Informarles sobre anticonceptivos, prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), embarazo y violencia. Que esta información incluya personas con discapacidad.
  • Los profesionales y equipos de salud deben proporcionar servicios confidenciales, respetuosos y culturalmente adecuados que satisfagan sus necesidades.

A los/as adolescentes les interesa la sexualidad. Hablan y piensan al respecto, en cómo evitar un embarazo y muchas veces resistir la presión de sus pares. Pero, está demostrado que los/as adolescentes cuando pueden hablar con sus padres, docentes y profesionales sobre estos temas se inician más tardíamente y se protegen más. Por ello se debe mantener una buena comunicación con ellos y abordar estos temas con la mayor naturalidad.

Somos los adultos quienes debemos velar por sus condiciones de existencia, disminuir la pobreza, mantenerlos en el sistema educativo, cuidar de su salud, brindarles diferentes opciones, acompañarlos a construir su proyecto de vida y ayudarlos a planificar su esperanza.

ASESORÓ: Dra. María del Carmen Tinari, Especialista en ginecología y Obstetricia (MP 0999), Fellow en ginecología Pediátrica y del Adolescente, Miembro del Comité Científico de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ). Licenciada en Sociología. Mas información: www.sagij.org.ar

Fuente: Verbum Argentina