(Madrid).- La pérdida de un ser querido, un despido, una ruptura, un conflicto con otra persona… Son muchas las causas externas que pueden provocar sufrimiento. Pero, según los expertos en psicología María Ibáñez y Jesús Jiménez, todos podemos aprender a resolver los conflictos que nos hacen sufrir, puesto que todo sufrimiento tiene una solución si se entiende su verdadera causa.

El sufrimiento se puede acotar en pensamiento, emoción y acción, y se puede resolver si se comprende su génesis, es decir, las causas internas que lo provocan, argumenta Jesús Jiménez, psicólogo y codirector del Centro de Psicología e Introspección. Y es que, como explica su compañera y psicoterapeuta María Ibáñez, las causas del sufrimiento son pensamientos erróneos que generan emociones negativas. Cada pensamiento produce una emoción; funciona como una piedra lanzada a un estanque que produce ondas. Por lo que, si piensas de manera negativa, generarás angustia y miedos.

Por ejemplo, un despido (acción) puede generar angustia (emoción), es el detonante del sufrimiento, pero detrás se esconden una serie de pensamientos negativos internos, como sentirse incapaz, o inferior, o el miedo a no encontrar trabajo, o al futuro económico.

Proceso de reflexión e instropección

Por lo tanto, para resolver aquello que nos hace sufrir, lo primero es ser consciente del malestar y reflexionar sobre la realidad externa que ha detonado ese sufrimiento, pero también conocer esos pensamientos negativos y emociones generadas en nuestro interior. ¿Cómo hacerlo?

Según estos expertos, no se trata de entrenar la mente, sino de aprender a ponerla en orden.

Para poner una vida en orden, lo primero es ordenar tu propia mente, y para eso hay que entender la realidad, y volver la atención hacia nosotros mismos, hacia dentro, sin tratar de cambiarnos ni juzgarnos, solo investigando con ánimo de comprender, de entender qué ocurre y cómo resolverlo. Hay que ser conscientes de que somos dueños de nuestra propia mente y que, por tanto, podemos reflexionar, para descubrir las causas racionales de ese dolor, y sentir nuestras emociones, dejar que surjan sin racionalizarlas, sin rechazarlas ni dejarse arrastrar por ellas, para comprender las causas emocionales de ese sufrimiento. Para entender el miedo hay que explorarlo sintiéndolo, explica María Ibáñez.

No obstante, la tendencia humana es a escapar del sufrimiento distrayéndose, para tratar infructuosamente de no sufrir. Y las diferentes corrientes psicológicas, tanto académicas como alternativas, suelen tratar de paliar los efectos, sin ahondar en las causas. Lo que, a juicio de estos expertos, supone un error.

Lo que no funciona

Un pensamiento negativo recurrente no puede cambiarse por la fuerza de voluntad, ni evadiéndose. Recetas como ‘aprende a quererte’, o ‘sube tu autoestima, no funcionan; como tampoco lo hace distraer la mente haciendo ejercicio, viendo la televisión o con relajación. Son paliativos que no hacen desaparecer el problema, algunos incluso, a la larga, lo agravan. Pero tampoco es inteligente aceptar el sufrimiento, afirma Jesús Jiménez.
En este sentido, esta pareja de expertos en psicología apunta la necesidad de perder el miedo a las emociones, de dejar de considerarlas como una debilidad”, y centrarnos en focalizar la atención en qué nos pasa dentro, en descubrir qué está mal.

No hay que ser fuertes; hay que ser inteligentes y entender las cosas. El silencio mental va unido a la serenidad y la paz interior y no se puede lograr acallando la mente, porque la única manera de conseguir que permanezca en calma es resolviendo lo que la agita. Cuando uno entiende racional y emocionalmente la verdadera razón de su sufrimiento, lo que lo causa, se resuelve, sentencia María Ibáñez.

Sobre María Ibáñez y Jesús Jiménez

María Ibáñez Goicoechea y Jesús Jiménez Cascallana son un matrimonio de investigadores y pensadores expertos en psicología, con más de treinta años de experiencia en investigación de la psique y cerca de 25 años trabajando e investigando en el campo de la salud mental, desde el Centro de Psicología e Introspección, en Madrid, que dirigen desde 1998.

Con el objetivo de ofrecer una respuesta a los conflictos personales y sociales basada en la comprensión de sus causas y la solución del sufrimiento, tratan patologías psicológicas clínicas y educativas, con terapias individuales y en grupo, centradas en la familia, la pareja, la infancia y la adolescencia, principalmente.

Para saber más sobre los autores: http://www.introspeccion.com

Fuente: Alive Comunicación