(México).- El estudio multidisciplinario de la obesidad por un grupo de investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) ha logrado comprobar que estímulos ambientales y la alimentación adecuada en conjunto con el ejercicio puede desactivar los genes de la obesidad.

Los científicos buscaron biomarcadores microRNAS, es decir, moléculas informativas que son ligadas al metabolismo de cada persona y pueden extraerse en saliva, sangre, orina, heces o semen, procedimiento que en un futuro permitirán diferenciar el tipo de obesidad y diagnosticar para ofrecer un tratamiento preventivo personalizado.

El doctor Aarón Domínguez López es quien lidera el grupo de investigación integrado por especialistas en Biología molecular, médicos del deporte, especialistas en alto rendimiento deportivo, nutriólogos y psicólogos, quienes abordan desde distintos ángulos esta afección que conlleva un componente crónico inflamatorio y se caracteriza por el desequilibrio en el gasto energético.

El organismo está sintonizado con el medio ambiente y por ende responde a estímulos ambientales que encienden o apagan genes. En la medida en ocurre este fenómeno llamado epigenética se manifiestan características físicas llamadas fenotipos, esto puede estar ligado al aumento de la masa grasa o de la masa muscular, la disminución de peso corporal o cualquier característica medible en el cuerpo.

Esto también se puede traducir en síntomas y signos de una enfermedad, de esa manera los estímulos ambientales pueden ser benéficos o deletéreos, así que pueden modular las características de salud, pero también las enfermedades. Bajo esta perspectiva el grupo de investigación del IPN estudia a los obesos bajo estímulos benéficos.

A los pacientes se les realiza una encuesta sobre sus hábitos y los alimentos que consumen; a partir de ello se hacen ajustes conforme al plato del bien comer. Asimismo, les brindan información para promover el apego al nuevo régimen y cambios en el estilo de vida. Los cuales serán monitoreados con los biomarcadores moleculares validados.

Antes de iniciar el tratamiento (dieta y ejercicio personalizados) se toma una muestra de sangre a los participantes y posteriormente se valoran los perfiles de lípidos y expresión génica en el fluido para evaluar la evolución de la pérdida de masa grasa, el estado metabólico y síntomas de salud en general.

Los investigadores han realizado los estudios en grupos con diferentes niveles de obesidad, edades y sexo. Aseguraron que algunas personas responden mejor que otras, pero en todas han visto cambios.

Cambiar los aspectos ambientales y de estilo de vida son condiciones que entre muchas otras repercuten para que en un futuro se puedan categorizar la combinación de dieta y ejercicio más aptos para mantener la salud de los pacientes. “Nuestra tarea es investigar, aprender y orientar.

Fuente: El Médico Interactivo