(Miami).- Parece un relato de ciencia ficción, si no fuera porque ya en tres países de la región se están haciendo las primeras pruebas poblacionales con una nueva herramienta de laboratorio que podría revolucionar la manera en que los países vigilan las enfermedades infecciosas, como el dengue, el sarampión, el Chagas, la malaria o el VIH.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) está probando con los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos un método para obtener datos epidemiológicos más confiables.

Según se anticipó en esta ciudad, es cuestión de tiempo para que una gota de sangre en un papel secante sea suficiente para conocer con una prueba rápida y masiva si una población estuvo expuesta o está protegida contra las infecciones locales más prevalentes y de notificación obligatoria.

Es una herramienta que nos permitirá avanzar hacia una mejor vigilancia epidemiológica en el mundo, definió Luis Castellanos, jefe de la Unidad de Enfermedades Tropicales y Vectoriales Desatendidas de la entidad con sede en Washington. Fue durante la novena edición de la Conferencia Global de Salud, que organiza la Escuela de Salud Pública y Trabajo Social Robert Stempel, de la Universidad Internacional de Florida (FIU, por su sigla en inglés). Con Martha Saboya, epidemióloga de los CDC, presentaron lo que consideran que cambiará cómo los países monitorean las infecciones causadas por virus, bacterias o parásitos de notificación obligatoria.

La OPS se asoció con los CDC para diseñar y empezar a probar un método más simple, rápido y preciso con resultados más confiables que en la actualidad, mediante un ensayo llamado multiplex con microesferas asociadas con anticuerpos para distintas enfermedades que se ubican en un soporte similar al de un cartón de huevos de hasta 100 posiciones.

En una muestra se puede, así, "leer" información sobre varias infecciones de manera simultánea. No podemos seguir esperando a que llegue la prueba perfecta para empezar a usarla, dijo Castellanos.

Para la prueba, se obtiene una gota de sangre con un pinchazo en un dedo y se coloca en un papel tipo secante, que no demanda refrigeración para el traslado hasta el laboratorio. El equipo es del tamaño de una impresora de escritorio y no requiere infraestructura adicional.

Es, básicamente, una reacción antígeno-anticuerpo a partir de un análisis de suero con una máquina que mide niveles de fluorescencia para determinar qué reflejan las esferas. No tiene nada que ver con PCR, una prueba muy especializada, muy costosa (para una vigilancia epidemiológica poblacional) y que se utiliza en laboratorios nacionales de referencia, detalló Castellanos.

El equipo envía la información de la lectura de las microesferas a una computadora que, a la vez, puede transmitir el resultado a los sitios donde se está relevando a la población. Con un celular, también, se podrá georreferenciar la toma de muestra y, al cruzar datos, trazar mapas epidemiológicos para tomar decisiones en salud pública.

La Argentina, propuso Castellanos,  podría tener multiplex en cada provincia y sus laboratorios centrales decidir si corren la prueba para cinco, diez o más enfermedades con solo agregar o reemplazar las esferas con antígenos validados y calibrados. Esto, en los CDC, significó cinco días de trabajo de dos técnicos de laboratorio. Entonces, si eliminó una enfermedad, podría volver a controlar a la población en cinco o diez años o relevar si la distribución de las cepas de hantavirus en las distintas regiones sigue siendo la misma después de un brote como el que hubo este año en el sur.

Esto, de acuerdo con el representante de la OPS, permitirá tomarle muestras a una gran cantidad de personas durante la aparición de varios casos de una infección, a los meses de una campaña de vacunación o durante una encuesta nacional de salud, como lo están haciendo Brasil, Paraguay y México. La OPS y los CDC ya les transfirieron la tecnología, y las autoridades sanitarias de cada país eligieron las enfermedades que relevarán (entre 14 y 22) en la población menor de 15 años durante sus encuestas nacionales de salud escolar.

Cada país puede, a la vez, colaborar con el desarrollo de los antígenos. Brasil, por ejemplo, ya cedió el de Chagas en un acuerdo con los CDC para que otros países también lo puedan usar, según comentó Castellanos. Y se está empezando a analizar con ese país la producción de las microesferas con un costo más bajo para facilitar el acceso.

En cuanto a los costos, se estima que su uso es hasta un 50% más bajo que con los métodos disponibles, con resultados masivos rápidos. Mientras que una muestra para confirmar sarampión en un laboratorio nacional de referencia cuesta unos US$10, según precisaron en la presentación, con esta nueva tecnología no supera los US$5. Incorporar la prueba con 14 antígenos durante la encuesta de salud escolar en el norte del Chaco paraguayo tiene un costo de US$85.000.

Con esta ambiciosa iniciativa, se intentará reemplazar en el futuro indicadores de fácil manipulación o que ofrecen información incompleta, como puede ser la cantidad de dosis distribuidas con respecto a la población vacunada o el número real de población que estuvo expuesta a una infección, un brote epidémico, aun cuando no hubiera tenido síntomas o consultado en el sistema de salud. No se trata, según subrayó Saboya, de un método para diagnosticar enfermedades, sino para vigilarlas en un barrio, una ciudad o un país.

Fuente: La Nación