(Madrid).- El diagnóstico precoz objetivo en la Enfermedad de Alzheimer está cada vez más cerca gracias a la ayuda de diversos biomarcadores que permiten reconocer el proceso patológico con pruebas biológicas y no sólo basándose en el criterio clínico de los expertos basados en test y en la respuesta del paciente. Estas nuevas herramientas se han ido validando en los últimos años, y siguen ampliándose desde el punto de vista investigador aunque su acceso está aún muy limitado para la población general por su complejidad y su elevado coste.

Su posible utilización en la práctica clínica diaria con el fin de detectar esta patología en sus estadios iniciales ha sido plasmado por el Dr. Guillermo García-Ribas, médico adjunto en el Servicio de Neurología del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid), en el simposio Diagnóstico precoz de la Enfermedad de Alzheimer: Dónde estamos y hacia dónde vamos, organizado por la Fundación Alzheimer España (FAE), en el marco de su 30º aniversario, con el aval de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN).

Un encuentro en el que también se ha puesto el valor el papel de los profesionales de atención primaria con la participación del Dr. Enrique Arrieta, médico de familia del Centro de Salud Segovia Rural y secretario del Grupo de Trabajo de Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Desde su punto de vista, es esencial que los médicos de familia estén formados para poder detectar esos síntomas iniciales del alzhéimer, y que sepan aplicar los test de cribado validados por los especialistas para lograrlo.

Este encuentro ha tenido lugar en el Colegio de Médicos de Madrid y ha contado con la presencia de más de 500 asistentes, in situ y en formato streaming. En él han participado tanto especialistas clínicos como terapeutas, pacientes, familiares y cuidadores con la intención de hacer confluir todas las esferas implicadas en el tratamiento de la Enfermedad de Alzheimer y facilitar la colaboración entre ellas.

“Es importante que todos los profesionales que se dedican al cuidado de la salud cognitiva estén alerta a los primeros signos de la enfermedad. No sólo los especialistas en neurología y los profesionales de atención primaria, también los psicólogos, terapeutas ocupacionales, etc. Todos han de colaborar de una manera multidisciplinar para que la combinación de terapias farmacológicas y no farmacológicas ayuden a mantener la autonomía de los pacientes y a mejorar su calidad de vida y de quienes les rodean el máximo tiempo posible”, explicó el Dr. David Pérez, patrono de la FAE, presidente de la AMN y jefe de Servicio de Neurología en el Hospital Universitario 12 de Octubre y en el Hospital La Luz, ambos en Madrid.

“Desde el patronato de la Fundación Alzheimer España, que acaba de celebrar su 30º aniversario, tenemos la firme convicción de que hemos de trabajar en equipo, incluyendo en esta labor a los pacientes y a los familiares, aportándoles conocimiento para que sean capaces de participar en las decisiones que se tomen de una manera informada. Y en este camino, asociaciones de pacientes como la nuestra tienen mucho que aportar”, aseguró Micheline Antoine Selmes, presidenta de la FAE.

En España hay cerca de un millón de personas que padecen la Enfermedad de Alzheimer, y que la sufren acompañados de sus familiares y cuidadores. Una cifra que, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se triplicará en 2050, teniendo en cuenta el progresivo envejecimiento de la población.

No todos los pacientes son mayores

Aunque la gran mayoría de los diagnósticos se realizan en personas de edad, existen multitud de casos de alzhéimer precoz o alzhéimer joven, es decir, en los que la enfermedad llega antes de los 65 años. “Hay que tener en cuenta que a ese alto porcentaje de pacientes de edades elevadas se les diagnostica ya con un deterioro cognitivo avanzado, por eso son tan necesarios los programas de cribado desde los 60 años, un momento de importantes cambios vitales y biológicos. De esta manera, la enfermedad se detectaría en una fase temprana y se podrían abordar la patología lo antes posible para ralentizar su avance, mantener la autonomía del paciente durante más tiempo y mejorar así su calidad de vida”, recomendó Álvaro Corral, neuropsicólogo de la FAE.

En esos estadios precoces de una posible Enfermedad de Alzheimer tienen un papel fundamental tanto los tratamientos farmacológicos como las intervenciones terapéuticas no farmacológicas, así como el cuidado integral del paciente, también desde el punto de vista emocional. “Hay que tener en cuenta que en esos momentos los pacientes son conscientes de su realidad y del futuro al que se encaminan, por eso es importante trabajar con ellos también desde la esfera emocional, para que acepten su enfermedad, se comprometan con la terapia y sean capaces de tomar decisiones más adecuadas”, reflexionó Silvia Escalada, psicóloga en la Asociación Alzheimer y Demencias Afines Conde García de Linares (Jaén).

Para los enfermos y sus familiares, este acompañamiento es un gran apoyo en un momento muy difícil de sus vidas. “En la actualidad el abordaje de los tratamientos no farmacológicos ha cambiado, en parte gracias a que se diagnostica la enfermedad desde fases más iniciales, y por ello se pueden trabajar más capacidades cognitivas, muchas más funcionalidades y siempre de una forma coordinada con los familiares.”, puntualiza Esther Arnanz, directora técnica de las Actividades de la FAE en Madrid.

Fundación Alzheimer España (FAE)

La Fundación Alzheimer España (FAE), miembro fundador de Alzheimer Europe, se creó el año 1991 por iniciativa de un grupo de personas cuyas familias sufrieron las consecuencias de esta enfermedad y de profesionales (investigadores, clínicos, abogados, economistas, etc.) involucrados en esta patología. La FAE ayuda y colabora con las familias, difundiendo información sobre los signos y síntomas de la enfermedad, su evolución y sobre los progresos en la investigación a la espera del descubrimiento de un tratamiento efectivo.

También crea fuentes de información y formación que permitan a las familias, al voluntariado y a todas las personas interesadas, conocer y entender mejor los problemas que sufren y padecen el enfermo y su familia, así como informarles sobre la existencia de soluciones prácticas susceptibles de mejorar las condiciones de vida y de convivencia con la persona enferma.

La FAE representa los intereses de los enfermos, de sus cuidadores y de sus familias, actuando en el marco de los servicios administrativos y sanitarios, para que tengan en cuenta la situación del paciente en la sociedad y la carga socio-económica que recae sobre la familia.

La Fundación también sensibiliza a la opinión pública para disminuir el estigma que conlleva la enfermedad y su consecuencia habitual: la exclusión social.

En España, una de cada seis personas mayores de 65 años (un 16,7%) y casi un tercio de los mayores de 85 años (un 27,7%) padecen Alzheimer.

Fuente: Cícero Comunicación