(Madrid).- El sector biotecnológico español supone ya, según los últimos datos publicados por la patronal ASEBIO, alrededor del 7,8% del Producto Interior Bruto patrio, contando tanto el impacto directo como el indirecto.

Pese a ello, el sector biotecnológico en España acumula tres años de pérdida de relevancia en la economía española y, además, en 2016 registró caídas tanto en el número de empresas como de empleos asociados a esta industria.

Un momento agridulce, teniendo en cuenta el potencial que indudablemente esconde esta industria para la formación de un tejido productivo sostenible en nuestro país. Un sector el que cree a pies puntillas Daniel Oliver, director en Capital Cell y presidente de la Asociación Española de Crowdfunding: Invertir hoy en biotecnología española es como invertir en Internet hace 20 años en Palo Alto, pues se trata de una oportunidad de inversión con rentabilidades considerablemente altas. La ciencia española es muy sólida.

En su opinión, la biotecnología es el sector más rentable a nivel mundial desde 2008, pero además ahora es un buen momento para apostar por proyectos socialmente responsables e invertir en tratamientos contra el Alzheimer, la epilepsia o la demencia senil.

Oliver defiende asimismo que para invertir en biotecnología es importante diversificar y crear así una cartera con distintas empresas para asegurarse de que la inversión vaya ser rentable. En estas inversiones, no se debería invertir más de un 10% o de un 20% del capital invertible, pues dichos proyectos no disponen de liquidez a corto plazo.

Recomendación especialmente dirigida a aquellos que apuestan por el equity crowdfunding, una de las alternativas de financiación colectiva más consolidadas en la actualidad. Tan sólo el año pasado, las plataformLas empresas españolas más innovadoras en biotecnologíaas de financiación colectiva en España recaudaron más de 100 millones de euros, según un informe de Universo Crowdfunding junto a la Universidad Complutense de Madrid.

Las empresas españolas más innovadoras en biotecnología 

La biotecnología —esa confluencia de ciencia e ingeniería con los procesos más elementales de la naturaleza y la vida— sigue sonando a veces como un canto de sirenas, como una de esas aproximaciones futuristas que no tienen cabida en el mundo de hoy. Pero nada más lejos de la realidad: hace décadas que estas aplicaciones están entre nosotros, desde el ámbito farmacéutico a la producción de nuevos materiales, pasando por un sinfín de casos de uso de los que apenas nos damos cuenta, como la bioenergía o los bioproductos industriales.

Quizás es más fácil situarnos en el mapa si ponemos números a este mercado. En España, el sector biotecnológico representa nada menos que el 8,6% del Producto Interior Bruto (PIB), con más de 3.000 empresas que dan empleo a más de 930.000 personas según datos de la patronal de esta industria, Asebio. En total, todo este tejido empresarial contribuyó a la generación de forma directa, indirecta e inducida a la generación de 90.000 millones de euros de renta en 2015, según Asebio, que engloba en estas grandes magnitudes tanto a compañías dedicadas en exclusiva a la biotecnología como aquellas que trabajan en estas lides aunque no sea su principal negocio.

En cualquier caso, si nos atenemos únicamente a las firmas biotech, el panorama sigue siendo muy prometedor en nuestro país. Hablamos de unas 654 empresas en 2015 (último año del que disponemos de datos, anotándose un 4,17% más que el curso anterior), con una contribución específica de 8.200 millones de euros y 130.453 trabajadores. En términos relativos, estamos ante una industria que todavía es muy de nicho (0,8% del PIB patrio) pero que no cesa en su crecimiento, con la salvedad obligada que supuso la crisis económica.

Sin embargo, lo que nos ocupa no es tanto el potencial de negocio de estas compañías sino su enorme capacidad innovadora, que promete transformar de forma holística muchos de los sectores y usos diarios que conocemos. Recurriendo de nuevo a Asebio, podemos constatar que en nuestro país se publicaron nada menos que 813 patentes en el sector biotecnológico en 2016. Para lograrlo, se han destinado unos 578 millones de euros en inversión dedicada al I+D en este campo, de acuerdo a los datos que recoge el INE en su Encuesta sobre Innovación en las Empresas.

¿En qué se traducen todas estas métricas? Cómo adelantábamos, la mayoría de las innovaciones promovidas por el sector biotecnológico en España están ligadas a la salud humana (58,8% de las aplicaciones finales de las empresas biotech) o a la alimentación (33% del total). Muy por debajo encontramos la traslación de este paradigma a otros ámbitos como la agricultura y producción forestal (18,6%), salud animal (17,4%), industria (12,1%) y medioambiente (11,8% del total de compañías analizadas por la patronal).

Entre todas ellas encontramos ya ejemplos de éxito, iconos a seguir muy de cerca, que están dando vida a las aplicaciones biotecnológicas del mañana… con sello español.

Las biotecnológicas que marcan tendencia
Como suele ser habitual en los dos mercados principales de los que la biotecnología toma prestada su identidad (esto es, la tecnología y la química/farmacéutica), las empresas que mueven la mayor parte del mercado en España tienen carácter internacional, la mayoría de ellas provenientes de Estados Unidos o países europeos como Francia, Alemania o Suiza.

Entre estos agentes de primer nivel encontramos grandes nombres como Merck, Celgene, Roche, Promega, AB Biotics o AM Gen, todos ellos con plantas de producción o laboratorios de investigación en nuestro país, así como importantes redes de distribución ya establecidas dentro de nuestras fronteras.

Hemos de bajar a un segundo estadio para encontrarnos con el creciente ecosistema de empresas consolidadas que sí pueden presumir de ser (sino enteramente de capital nacional, sí al menos de origen español).

Fuente: Bussines Insider