(Buenos Aires).- El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales en respuesta al estrés y otras situaciones que desencadenan una respuesta de "lucha o huida" en el cuerpo. A corto plazo, el cortisol es beneficioso, ya que ayuda a mantener la energía y la motivación en momentos de estrés. Sin embargo, cuando se produce en exceso o durante un período prolongado, puede tener efectos negativos en la salud.


A continuación, se describen algunos de los principales efectos del cortisol elevado:

  • Aumento de la presión arterial.
    Al estimular la producción de adrenalina y noradrenalina, (dos hormonas que se liberan en respuesta al estrés), estas pueden hacer que los vasos sanguíneos se contraigan, aumentar la resistencia y la presión en las arterias. Cuando los niveles de cortisol son elevados durante un período prolongado, esto puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares, por afectar negativamente la función del endotelio, que es la capa interior de las arterias que ayuda a regular la presión arterial y la función vascular.

  • Cambios en el peso corporal.
    El cortisol puede contribuir al aumento de peso al promover el almacenamiento de grasa abdominal, elevando el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2, disminuir el metabolismo y aumentar la resistencia a la insulina y hacer que sea más difícil para el cuerpo perder peso. Estimula la liberación de glucosa en el hígado y aumenta los niveles de insulina en el cuerpo. Esto puede hacer que se tenga más dificultades para procesar los carbohidratos y las grasas. Aunque, puede ser beneficioso a corto plazo para proporcionar energía durante momentos de estrés, sin embargo, cuando se mantienen elevados durante un período prolongado, esto puede hacer que el cuerpo almacene más grasa.

  • Alteraciones del sueño
    Puede interferir con el ciclo natural del sueño, lo que conduce a trastornos como el insomnio. Esta hormona se libera naturalmente en la mañana para ayudar a proporcionar energía al cuerpo durante el día, y sus niveles disminuyen durante la noche para permitir un sueño reparador. Sin embargo, cuando los niveles de cortisol son elevados durante la noche debido al estrés o la ansiedad, esto puede hacer que sea difícil conciliar el sueño o mantenerlo durante toda la noche.

    Además, el cortisol alto puede hacer que la calidad del sueño sea inferior, lo que puede provocar somnolencia diurna, fatiga y problemas de concentración, afectando negativamente la calidad de vida y la capacidad para realizar tareas cotidianas.

  • Problemas de digestión
    El cortisol puede afectar la digestión al provocar la constricción de los vasos sanguíneos en el intestino y reducir el flujo de sangre al tracto gastrointestinal, provocando problemas digestivos como el síndrome del intestino irritable y reducir la capacidad del cuerpo para digerir los alimentos adecuadamente. Esto puede llevar a presentar síntomas como: dolor abdominal, diarrea, estreñimiento y distensión abdominal. Al aumentar el nivel de cortisol se puede afectar negativamente el equilibrio de la microbiota intestinal, que es la comunidad de bacterias beneficiosas que habitan en el intestino. Estas juegan un papel importante en la digestión y la absorción de nutrientes, así como en la regulación del sistema inmunológico.

  • Supresión del sistema inmunológico
    Al disminuir la producción de células inmunitarias y la actividad de los anticuerpos, a corto plazo, esto puede ser beneficioso para ayudar al cuerpo a manejar una infección o una lesión. Sin embargo, cuando los niveles de cortisol son elevados durante un período de tiempo prolongado, puede debilitarse el sistema inmunológico y acrecentar el riesgo de infecciones y enfermedades autoinmunitarias (como el lupus y la artritis reumatoide) y/o empeorar las existentes.

  • Problemas de memoria y cognitivos.
    Los períodos breves de estrés que provocan una elevación natural del nivel de cortisol pueden beneficiar la memoria y el aprendizaje a corto plazo. Sin embargo, cuando el estrés se prolonga, los niveles altos de cortisol prolongados pueden afectar negativamente la memoria y el parendizaje. Esto se debe a que la reducción del flujo sanguíneo al hipocampo, que es responsable de estas funciones, puede provocar daños. Un exceso de cortisol en el cuerpo puede tener efectos perjudiciales en la función ejecutiva: la capacidad del cerebro para llevar a cabo tareas complejas, planificar y organizar de manera eficaz. Esto puede conducir a una reducción en la capacidad de un individuo para realizar las tareas diarias y, en última instancia, disminuir su calidad de vida en general.

  • Cambios en el estado de ánimo y la ansiedad.
    Los altos niveles prolongados de cortisol pueden tener un impacto en los niveles cerebrales de serotonina y dopamina, que son vitales para regular el estado de ánimo y las emociones. Esto puede llevar a que se agoten las reservas de estas hormonas, causando cambios de humor y ansiedad. Además, el cortisol alto puede desestabilizar el equilibrio hormonal en el cuerpo, afectando la producción de otras hormonas que influyen en el estado de ánimo y la ansiedad, como la melatonina y la hormona tiroidea. Esto puede provocar síntomas como irritabilidad, ansiedad y depresión.

En resumen, el cortisol alto puede afectar negativamente la salud de varias maneras: aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, problemas digestivos, suprimir el sistema inmunológico, afectar la función cognitiva y el estado de ánimo, entre otros..

Como reducir el cortisol
Para reducir los niveles de cortisol, es importante abordar las causas subyacentes.
Practicar técnicas de reducción del estrés como la meditación, la terapia cognitivo-conductual o la respiración profunda, pueden ayudar a reducir los niveles de cortisol.

El sueño es esencial para mantener los niveles de cortisol en un rango adecuado.
La duración recomendada del sueño es de entre 7 y 8 horas por noche, ya que esto permite que el cuerpo tenga el tiempo necesario para recuperarse y regenerarse.

El ejercicio regular también puede ayudar pero es importante encontrar el equilibrio adecuado. El ejercicio excesivo o de alta intensidad puede aumentar los niveles de cortisol en lugar de reducirlos, por lo tanto, es recomendable la moderación.

Mantener una dieta saludable y equilibrada es otra estrategia útil para reducir los niveles de cortisol. Para lograr esto, se recomienda consumir alimentos ricos en fibra, antioxidantes y magnesio. Es importante evitar los alimentos altamente procesados y aquellos que contienen altas cantidades de grasas y azúcares.

Finalmente, practicar la relajación a través de técnicas como la aromaterapia, el masaje, la hidroterapia y la musicoterapia puede ayudar también a reducir los niveles de cortisol.

Y por supuesto, la atención psicológica especializada cuando los niveles de estrés se hacen difíciles de manejar ayudará a recuperar la estabilidad emocional y las consecuencias de su desajuste.

En general, adoptar un enfoque equilibrado y consciente hacia la salud y el bienestar es fundamental para mantener los niveles de cortisol bajo control y vivir una vida plena y saludable.

Si quieres formarte en salud cognitiva, te invitamos a unirte a nuestro curso de ESTIMULACIÓN COGNITIVA Y PREVENCIÓN DE DETERIORO COGNITIVO.

Para ver la información haz clik aquí

Fuente: GS DN