(Buenos Aires).- En la historia de la bioquímica existen diferentes hitos que modificaron notoriamente la forma de trabajar y desarrollar las competencias profesionales bioquímicas, en particular en la bioquímica clínica.

Algunos de ellos referidos al conocimiento de la biología, otros al mejoramiento de las técnicas, equipamiento, etc., pero sin duda dos de los grandes avances en las últimas décadas, se refieren a la automatización en casi todos los sectores del laboratorio clínico y a la incorporación de la informática en las etapas pre y post analítica. Sin lugar a dudas, estos avances han permitido una disminución sustancial en los errores del laboratorio.

Sin embargo estos cambios, que han corrido a los bioquímicos de la escena exclusivamente analítica, no siempre se han reflejado en el rol que cumplen en el laboratorio.

Un ejemplo clave de esto, es la participación del laboratorio en el diagnóstico de la infección por VIH.

Desde mediados de los años 80 los test de detección de anticuerpos contra VIH han evolucionado de manera constante, comenzando con un test de poca sensibilidad y menor especificidad, excepto en grupos de riesgo muy bien definidos. Recordemos que los primeros test de detección de anticuerpos, denominados de primera generación, la composición antigénica se obtenía de lisados virales crudos, por lo tanto tenían particularmente muy poca especificidad. Luego llegaron los de recombinación bacteriana, los péptidos sintéticos, estos ya detectaban IgG e IgM y por ultimo aquellos que denominamos de cuarta generación que detectan anticuerpos IgG, IgM y antígeno p24. Todos estos avances, disminuyeron el denominado periodo ventana de 1 mes o más a menos de 15 días, permitiendo la detección temprana de la infección. Sin embargo, los últimos datos en nuestro país nos muestran que en el año 2022, cerca de un 13% desconoce su diagnóstico, las tercera parte de los infectados llegan tarde al diagnóstico y la transmisión vertical está cercana al 5%. (Boletín N° 40 Respuesta al VIH y las ITS en la Argentina Año XXVI-Diciembre de 2023)

Con respecto al tratamiento, en los comienzos no existía uno específico para la infección y solo se trataban las infecciones marcadoras. Luego se comenzó el tratamiento con una droga que arrojó resultados muy pobres, hasta que a mediados de los años 90 la combinación de dos o tres antirretrovirales permitió llegar a viremias muy bajas, inclusive no detectables. En la actualidad, además de la cantidad de drogas que posibilitan diferentes tipos de tratamientos, las formulaciones farmacéuticas han mejorado en gran medida la adherencia, sin duda uno de los inconvenientes más difíciles de resolver.

Considerando que la infección se distribuyó, a través de los años, a la población en general, la mejora de los test diagnósticos fue fundamental para evitar el avance de la pandemia. En la actualidad existen diferentes metodologías, desde métodos rápidos hasta sistemas automatizados, con excelentes parámetros de sensibilidad y especificidad, que generan una absoluta seguridad en los resultados obtenidos.

Sin embargo y a pesar de los numerosos avances en el laboratorio y los tratamientos que transformaron al VIH en una infección crónica con una muy buena calidad de vida, siempre que se realicen los tratamientos y controles adecuados, el manejo de los estudios diagnóstico en el laboratorio continúa siendo un inconveniente, desde el ingreso del paciente hasta el informe.

Durante los primeros años de la pandemia existía una gran confusión acerca del rol que cumplía el laboratorio clínico. El paciente tenía que tener una orden médica, en general autorizada, el ingreso se hacía con siglas pero no siempre, el consentimiento lo tenía que hacer firmar el médico solicitante, algo que en la práctica casi nunca ocurría. La información del significado del resultado, las implicancias, las posibles limitaciones de los test las debía realizar el médico solicitante cuando generaba la orden médica, algo que desde el laboratorio no teníamos la certeza que hubiera ocurrido. En conclusión, el rol del laboratorio consistía en realizar el test solicitado sin brindar asesoramiento alguno al paciente y teniendo una falta de información absoluta de la situación en la que se realizaba el estudio.

Cuando el resultado lo requería, por ser Reactivo o Detectable, se debía contactar al médico para que le informara al paciente previo a la entrega física de la información del resultado. Por supuesto la mayoría de estos pasos no ocurrían o su cumplimiento era en extremo engorroso, lo que obligaba a los laboratorios a realizar una cantidad de acciones, en la manera que podían, para evitar el impacto del resultado al paciente. Para ello desarrollaron protocolos propios que nunca lograron cubrir todas las situaciones posibles.

La Ley 27.675 de Respuesta Integral al VIH, hepatitis virales, otras ITS y tuberculosis, intenta poner luz en estos puntos. En principio elimina la necesidad de una orden médica y dispone que cada persona que quiera realizarse el test lo pueda hacer de manera gratuita, un punto a resolver dentro del sistema de salud. Esto impone la necesidad de un cambio de rol del laboratorio y en particular del bioquímico, en cómo proceder con el consentimiento informado, la información pre test y post test para que el paciente conozca todas las implicancias del estudio que se va a realizar y también el profesional del laboratorio conozca la situación en la que el paciente se realiza el estudio.

Por lo tanto, el bioquímico comienza a tener, como debería haber sido siempre, un compromiso directo con la entrega del resultado corriéndolo del rol exclusivo de analista, para un rol más amplio. Todos estos cambios requieren modificar procesos dentro del laboratorio, considerar espacios exclusivos para la atención de los pacientes y capacitar a todo el personal involucrado, desde administrativo hasta profesional.
Sin dudas este cambio de paradigma, debe estar acompañado de una capacitación profesional en todos los aspectos referidos a la infección, no alcanza con conocer específicamente las características del test utilizado, sino de aspectos epidemiológicos y la evolución de la infección para la correcta interpretación. Además, conocer los pasos a seguir según el resultado, conocer las alternativas existentes de como continuar, para guiar al paciente.

Todo esto no implica dejar de tener un contacto fluido y constante con el médico solicitante, sino evitar vacíos de información y acotar el tiempo que tienen los pacientes entre el laboratorio y el resto de los integrantes del sistema de salud.

Para acompañar toda esta tarea, que sin duda es compleja y todo un desafío profesional, desde la Cámara Argentina de Laboratorios de Análisis Bioquímicos (CALAB) y Fundación Huésped se ha generado un protocolo de guía de todos los pasos a seguir desde el ingreso del paciente hasta la entrega de los resultados. Esta guía (https://calab.org.ar/wp-content/uploads/2023/09/Protocolo-test-VIH.pdf) es solo orientativa y cada laboratorio la adaptará a sus condiciones propias.

Por último existe el desarrollo de un curso realizado por la Fundación Huésped en conjunto con CALAB para capacitar a los profesionales de la salud en todo lo referido a la ley de VIH en particular, como también en todos los aspectos de diagnóstico, clínicos y epidemiológicos de la infección.

Por el Bioquímico-Microbiólogo Dr. Edgardo Sturba. Asesor científico de los laboratorios Stamboulian, Helios Salud y FUNCEI

El curso “Actualización en VIH: Legislación, testeo y trabajo en consejerías desde un enfoque integral” es online, gratuito y autogestionado, con modalidad asincrónica, autogestiva, recorrido interactivo y materiales descargables. Comenzará el 5 de febrero y la inscripción estará abierta hasta el 15 de enero accediendo a: https://forms.gle/beSKCiUdoUW26VAn7 

La Cámara Argentina de Laboratorios de Análisis Bioquímicos representa a laboratorios de análisis clínicos privados de todo el país.

Fuente: CALAB