(Madrid).- Este lunes conocíamos los preocupantes datos que el ECDC publicaba respecto al creciente aumento de la resistencia a los antibióticos (RAM) que se está produciendo en todo el mundo.

Un problema que está en el punto de mira de los expertos y que, estos días, está ocupando los debates en la Unión Europea. Concretamente, la presidencia belga del Consejo de la Unión ha reunido a los grandes expertos europeos en materia de resistencia para abordar esta problemática. No en vano, “la resistencia a los antimicrobianos se clasifica como una de las tres amenazas prioritarias para la salud en la UE”.

Así lo ha destacado el Observatorio Europeo de Sistemas y Políticas de Salud, que ha llevado a esta reunión toda una línea de políticas para acometer este problema. “Se estima que 4,95 millones de muertes en todo el mundo están asociadas con la resistencia”, recuerdan. Además, el coste de la RAM para los sistemas sanitarios en Europa llega a los 1.100 millones de euros al año. Con estos datos, desde el Observatorio se ha establecido el objetivo de reducir en un 20% (con los datos del 2019 como referencia) el consumo humano de antibióticos para 2030. También quieren reducir las infecciones resistentes del torrente sanguíneo. En cuanto al uso de antibióticos en animales, se quiere reducir su venta total a la mitad.

Para lograr estos objetivos, se han planteado una serie de políticas basadas en un enfoque 'One Health', es decir, que tengan efecto y repercusión en la salud humana, animal y ambiental. En el caso de las medidas enfocadas a la salud humana, se propone implementar programas de administración de antibióticos con intervenciones persuasivas, restrictivas y estructurales. También se recomienda aplicar sistemas de apoyo a las decisiones clínicas para que los facultativos prescriban estos medicamentos de manera óptima. Lo que se propone en este caso son sistemas digitales, como las recetas electrónicas, que apoyarían las decisiones de los prescriptores. También se alerta de la necesidad de regular y revisar los medicamentos falsificados, pues no frecen garantías de seguridad o eficacia y pueden incluso empeorar la resistencia.

“La vacunación debe integrarse en los planes de acción nacionales contra la resistencia a los antimicrobianos"
En este sentido, el Observatorio habla de fortalecer el marco legal para garantizar la seguridad y autenticidad de los medicamentos. “Se necesitan sistemas sólidos de trazabilidad en todas las cadenas de suministro, mejores controles aduaneros, inspecciones de farmacias y campañas de concienciación”, concretan. Igualmente, se solicitan programas de prevención y control de las propias infecciones para evitar tener que usar los antibióticos. En este punto lo más importante, aunque parezca obvio, sería la higiene de manos o el aislamiento efectivo de los pacientes más contagiosos.

Finalmente, y más allá de prevenir la simple infección, se necesita también apostar por la vacunación para prevenir la aparición y propagación de patógenos clave. “La vacunación debe integrarse en los planes de acción nacionales contra la resistencia a los antimicrobianos como un objetivo estratégico clave, combinado con esfuerzos para abordar las dudas y la desinformación sobre las vacunas”, explican. Y es que la vacunación no se suele introducir en las estrategias nacionales contra la RAM.

LA PREVENCIÓN TAMBIÉN IMPORTA EN LA SALUD ANIMAL

En cuanto a las intervenciones en el entorno de la salud animal, se incluye la recomendación de regular y supervisar un uso más prudente de los antimicrobianos. Para ello se necesitaría una regulación reforzada en la venta de antibióticos para animales de granja. “Los veterinarios con frecuencia se sienten obligados a recetar antimicrobianos, ya que se les paga por el servicio prestado y, en muchos Estados miembros de la UE, obtienen ganancias vendiendo antimicrobianos”, se lamenta. Por ello, se plantea también eliminar los incentivos por estas prescripciones.

La mejora de la bioseguridad también se incluye en este punto, pues esto podría prevenir muchos de los brotes de enfermedades y con ello el uso de medicamentos para tratarlas. Algunos ejemplos serían el acceso controlado a las instalaciones, el acceso a agua potable, el saneamiento, los procedimientos de cuarentena y la gestión de los movimientos de los animales. Implementar estas medidas sería costoso al principio, pero “se justifica por los beneficios económicos a largo plazo”. Al igual que en el caso de la salud humana, la vacunación también es una de las mejores formas de prevención. No obstante, “se necesita inversión para estimular la I+D de nuevas vacuna”. Finalmente, se propone implementar programas de cumplimiento de la inocuidad de los alimentos, es decir, controlar los alimentos contaminados.

LA SALUD AMBIENTAL, DENTRO DE LA ECUACIÓN

Siguiendo este enfoque de una sola salud, el Observatorio incluye algunas especificaciones al respecto de la salud ambiental, pues “puede marcar una diferencia” dar pasos en este sentido. La primera sería apostar por una mejora en las instalaciones de tratamiento de aguas residuales para minimizar la propagación de enfermedades. En este sentido, “se requiere inversión en investigación y consenso para desarrollar regulaciones y estándares a nivel de la UE”. Relacionado con esta medida estaría también el control de los vertidos de la industria farmacéutica, que pueden contener concentraciones de antibióticos.

Se requiere el control de los vertidos de la industria farmacéutica, que pueden contener concentraciones de antibióticos
“Los objetivos actuales de concentración de antimicrobianos en los efluentes residuales de la industria farmacéutica son voluntarios, y exigir objetivos de concentración máxima a nivel de la UE puede mejorar el cumplimiento y la coherencia de la implementación”, subrayan. Finalmente, se propone también mejorar la gestión de residuos en la producción agrícola. Y es que, esto podría reducir la diseminación de la resistencia a los antimicrobianos en el medio ambiente y la promoción de prácticas sostenibles de gestión del suelo, aunque se necesitan más pruebas sobre los niveles aceptables de concentración de antimicrobianos.

En definitiva, la RAM es una importante amenaza para la salud pública, con múltiples causas en diferentes sectores. Pese a ello, “el progreso observado hacia los objetivos nacionales e internacionales es variable y, en general, está rezagado”, lamentan desde el observatorio. Por este motivo, “es esencial que los políticos en diferentes niveles reconozcan la necesidad de tomar medidas enérgicas, priorizar las estrategias que funcionan y considerar la mejor manera de implementarlas en cada entorno”.

Fuente: Con Salud