(Barcelona).- La frecuencia de reacciones adversas al benznidazol es elevada a la hora de tratar pacientes con chagas crónico, aunque en la mayoría de casos se trata de efectos moderados, según un estudio liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”, en colaboración con el Hospital Clinic de Barcelona

Los resultados, publicados en The Journal of Antimicrobial Chemotherapy, apuntan a la necesidad de encontrar combinaciones o regímenes que permitan mantener la eficacia del medicamento pero disminuir su toxicidad.

El benznidazol es uno de los dos fármacos antiparasitarios que existen para tratar la enfermedad de Chagas. Sin embargo, es un medicamento mal tolerado y su uso prolongado para tratar pacientes crónicos plantea preocupaciones de seguridad. La mayoría de la información sobre efectos adversos proviene de observaciones postcomercialización. Con el objetivo de realizar una evaluación sistemática del perfil de seguridad del benznidazol –producido por los laboratorios ELEA (Argentina)– en el tratamiento de personas adultas con infección crónica, los autores combinaron datos de dos ensayos clínicos realizados en 2013 y 2016 en el Hospital Clinic de Barcelona.

Se observaron efectos secundarios en 85 de los 99 participantes, con una media de tres reacciones adversas por paciente. La mayoría de reacciones (90%) fueron leves o moderadas y aparecieron durante el primer mes de tratamiento. También se identificaron problemas que no se habían descrito previamente, como alteraciones del sueño y ansiedad.

"Estos resultados confirman que, usando el régimen y dosis más comunes, hay una frecuencia elevada de reacciones adversas al benznidazol”, explica Maria Jesús Pinazo, investigadora de ISGlobal y coautora del estudio. “A falta de otras opciones, el benznidazol seguirá siendo parte del tratamiento en el futuro próximo, así que urge encontrar nuevos regímenes o combinaciones con otros fármacos para lograr una máxima eficacia con una mínima toxicidad”, añade.

La enfermedad de Chagas es causada por el protozoario T. cruzi, transmitido principalmente por un insecto (la vinchuca). Sin embargo, también se puede transmitir de madre a hijo o por medio de donaciones de sangre u órganos. Se calcula que unas 6-7 millones de personas están infectadas por T. cruzi, y entre el 20-30% de ellas desarrollarán problemas cardíacos si no son tratados.

Fuente: ISGlobal