(Buenos Aires).- El mercado de salud viene retrasado comparado con otros mercados, como la banca o el comercio. Y si se mira en perspectiva, la etapa de maduración en la implantación de nuevas tecnologías también tuvo que enfrentar resistencias y prejuicios: ‘¿Cómo voy a confiar en hacer una transferencia por internet? ¿Quién me garantiza que la transferencia de datos sea segura?’

Pero la irrupción de nuevas tecnologías mueve el estatus quo del mercado, diseña un modelo de negocios diferente, a la que no todos los actores establecidos se adaptan, y determina que surjan nuevas compañías. Nosotros somos una de ellas, dice Jorge Estévez Rivas, un oceanógrafo, licenciado en computación y magister en ingeniería de software español que, después de hacer carrera en el sector financiero en Londres y de trabajar en Big Data en telecomunicaciones, se zambulló en el mar de la salud.

Estévez, es el director de Ingeniería e Inteligencia Artificial Aplicada de ÜMA, un spin-off de la empresa Emergencias (líder en el mercado argentino de emergencias extrahospitalarias) que busca evolucionar y acelerar la manera de brindar servicios de salud, además de potenciarlos con inteligencia artificial. Ya tiene presencia en cinco países de América Latina y busca expandirse también a España y Estados Unidos, en donde hay casi 60 millones de habitantes de origen latino.

Al frente de un equipo internacional y multidisciplinario de 24 personas, que incluye ingenieros de software, médicos, psicólogos y sociólogos, Estévez afirma que entraron en una “dinámica de equipo de alto rendimiento”. La visión: ir más allá de proveer herramientas para la teleconsulta y redefinir las prestaciones de salud, con una óptica centrada en el acceso del paciente y usando herramientas de inteligencia artificial para reducir errores y agilizar procesos.

Por su parte, Gustavo Daquarti, un cardiólogo y especialista en DataScience que se desempeña como director médico de ÜMA, asegura que al día de hoy, el sistema de salud distancia al médico del paciente. La gente tiene que esperar un mes y medio para acceder a un turno y el médico, a su vez, quizás pasa más tiempo llenando planillas que evaluando al paciente. Nuestra expectativa es transformar esa situación y, mediante la tecnología, favorecer diagnósticos y tratamientos más certeros.

Más de 350.000 videoconsultas

El primer desarrollo de ÜMA fue una herramienta para la consulta médica online, que, desde que empezó la pandemia, en marzo, hizo más de 350.000 videoconsultas, con un nivel de satisfacción (calidad percibida) muy alto y con un 60% de resoluciones efectivas por esa vía. La aspiración inicial era desarrollar la mejor herramienta para satisfacer la demanda por consultas de bajo riesgo que no necesitan derivación, y que muchas veces implicaban enviar un médico a domicilio para resolver una consulta tan simple como un dolor de garganta. Y que pasaba más tiempo yendo de un lugar a otro que atendiendo pacientes, quienes podrían tener la solución antes de que el profesional tuviera que trasladarse, destaca Daquarti.

Cuando los pacientes se atienden por esta vía, completan un cuestionario en el que señalan el motivo de consulta, refieren los síntomas y hasta suben imágenes (por ejemplo, de una lesión de la piel) a través del smartphone, de modo tal que cuando el médico inicia la interacción virtual ya tiene completada buena parte de la anamnesis o interrogatorio.

La herramienta es versátil, ágil y amigable. La plataforma ÜMA le permite al paciente elegir médicos generales o especialistas según el ranking realizado en base a puntuaciones y comentarios de los usuarios. ÜMA llega a sus usuarios finales como una PWA (progressive web App) lo que permite una interfaz rápida en cualquier sistema operativo móvil e integraciones rápidas con otras plataformas.

Los principales clientes de ÜMA en América Latina son Rappi (en Chile, Uruguay, Ecuador, Perú, Costa Rica y Argentina), Prudential, Klimber, UNICEF, YPF, Falabella e instituciones de medicina prepaga y de salud estatales en Argentina y Ecuador, además de partners en Costa Rica, Uruguay y Paraguay.

Prudential Seguros, por ejemplo, ofrece a los asegurados de toda Argentina la posibilidad de acceder a teleconsultas mediante la plataforma de ÜMA. Y para los miembros del programa Vitality, también los habilita al servicio de ÜMA Wellness, que es un pack de especialidades destinado a mejorar la calidad de vida en donde se encuentre el usuario.

En tiempos como los actuales, es prioridad para nosotros estar cada vez más cerca de nuestros clientes, brindando herramientas seguras y confiables que puedan ayudarlos y acompañarlos en este contexto. Creemos que a través de ÜMA, medio por el cual pueden realizar consultas médicas virtuales ilimitadas de manera gratuita, colaboramos con el cuidado de su salud buscando siempre la mejor forma de protegerlos, destaca Gabriela Bordato, gerente de Desarrollo Comercial – Vida Individual de Prudential Seguros.

Soluciones para la epicrisis y el diagnóstico

Pero, en realidad, la consulta online es solo uno de los microservicios de una plataforma más amplia bautizada ÜMA Health, y que también incluye un algoritmo de inteligencia artificial pionero en América Latina, Autonomous, que permite un autodiagnóstico asistido de epicrisis (resumen clínico al egreso o final de la consulta) que incluyen los síntomas del COVID-19.

Autonomous se basa en aprendizaje automático (deep learning) aplicado al procesamiento del lenguaje natural, explica Daquarti. Si hay algo que no nos gusta a los médicos es escribir epicrisis, todos soñamos con una que se escriba de forma automática porque lo sentimos como algo burocrático o tedioso, dice. La plataforma de ÜMA ofrece una solución que es como si fuera un asistente que escribe la epicrisis a medida que se va realizando la consulta. Pero que, en lugar de transcribir el diálogo como un autómata, decodifica ese ir y venir de preguntas y respuestas, transforma expresiones coloquiales en términos médicos (por ejemplo, “dolor de cabeza” en “cefalea”) y luego interpreta y resume esa información como si fuera un médico, expresa Daquarti.

Autonomous ya se utilizó en 170.000 de las videoconsultas y, en una próxima etapa, el equipo de ÜMA propone incorporar algoritmos “más elaborados e inteligentes” que, a partir de unas oraciones, puedan continuar la escritura del texto y generar epicrisis menos estructuradas.

La herramienta también tiene la capacidad de utilizar el aprendizaje automático para el diagnóstico médico predictivo autónomo en lenguaje español, tal como presentaron Estévez y Daquarti en el congreso virtual Machine Learning for Health Care 2020, en agosto pasado.

Estos algoritmos nuevos permiten la posibilidad de tener siempre a un colega para consultar qué haría en determinada situación. Ya que a través de esa estructura de texto, se puede preguntar a un algoritmo entrenado con 300.000 historias clínicas cuál es la conducta más probable que hubieran seguido esos colegas ante una situación similar. Es como una forma de interconsulta, un respaldo de 300.000 atenciones para el diagnóstico y la prescripción de la receta, señala Daquarti.

El avance tiene implicancia en la seguridad de los pacientes. La medicina es una de las profesiones con más errores, por la complejidad del organismo y matices que el cerebro o el ojo humano no alcanzan a percibir. Más del 35% de las prescripciones están mal hechas. No estamos muy lejos de que, con la ayuda de la tecnología, sea relativamente fácil hacerlo mejor, subraya Estévez.

La medicina que viene

La predicción del diagnóstico con el algoritmo a partir del lenguaje natural mostró tener una precisión del 93%, apunta Estévez, quien vaticina una explosión de herramientas complementarias de aprendizaje automático que, a partir de señales de audio o video, puede determinar a distancia o con el smartphone parámetros clínicos o signos vitales del paciente. Una de las aplicaciones se basa en la visión artificial (computer vision): las imágenes se traducen en números y esos números se afinan por gradiente descendiente hasta predecir, por ejemplo, la fiebre o la frecuencia cardiaca, describe Estévez.

En la mirada del especialista, las tecnologías de información aplicadas a la salud pasaron por una etapa de digitalización de los procesos y ahora están en una fase de ayuda al médico y las instituciones en el diagnóstico e indicación del tratamiento, así como en el monitoreo en tiempo real y acompañamiento de los pacientes con enfermedades crónicas.

En 2 o 3 años, estaremos más cerca del diagnóstico autónomo, bien con lenguaje natural o con biomarcadores. La tecnología puede ayudar a redefinir procesos y, por ejemplo, prescindir de determinado análisis de laboratorio porque se revela innecesario para el diagnóstico. En algún momento, habrá algoritmos habilitados legalmente para emitir prescripciones a un nivel superior a la media de un humano, pronostica Estévez.

Siempre que emergen soluciones disruptivas, se cumple un proceso sucesivo de negación, resistencia, boicot y aceptación. Es un proceso natural, dice Estévez. Pero el compromiso de ÜMA no se negocia. La universalidad es uno de nuestros sueños: permitir que toda la gente acceda a una mejor cobertura de salud, afirma.

Fuente. eHealth Reporter