(Buenos Aires).- La Academia Nacional de Medicina celebra su bicentenario. Con 200 años de historia transitada es una institución en la que se formaron innumerables médicos y profesionales de la salud. Su aniversario coincide con la irrupción de la pandemia de Covid-19, aunque no fue la primera epidemia con la que tuvo que lidiar la organización. Ni la última, según consideran sus miembros.

La institución celebrará su bicentenario con un acto el 9 de abril , a las 10, en la sede de la Academia, en la avenida Gral. Las Heras 3092. En el acto participarán el doctor Manuel Luis Martí, especialista en endocrinología y diabetes, que presentará un libro sobre la historia de la organización, y el historiador Roberto Elissalde.

La Academia fue creada el 9 de abril de 1822 por Bernardino Rivadavia antes de ser el primer presidente del país. Tiene por finalidad nuclear en un organismo las soluciones para los problemas médicos. Fue la primera de toda América y con solo dos años de diferencia con su par de Francia.

En sus inicios estuvo muy involucrado Alejandro Vicente López y Planes –sucesor de Rivadavia y autor del himno nacional– y el médico Manuel Moreno, hermano de Mariano, que enseñó química en la Academia luego de estudiar en Estados Unidos. La Academia tiene prácticamente la edad de la patria. Ha permanecido en el tiempo, en etapas que tuvieron que ver con el desarrollo del país y se mantiene como un faro orientador de la medicina, dijo Martí, que es miembro titular de la organización.

Fueron miembros de la institución tres premios Nobel: los doctores Bernardo Houssay, Luis Leloir y César Milstein. También cuenta con dos institutos de investigación, el de Hematología y el Imex, que trabaja conjuntamente con el Conicet, y que juega un rol fundamental en la lucha e identificación de las variantes de los virus.

Panorama

La salud actual es un problema internacional y universal por el problema de las epidemias. Quedó de manifiesto que no estábamos muy bien preparados para estas situaciones. Fue muy difícil encararlo. Ya son dos años que llevamos ocupados con este tema, pero por fortuna se pudo avanzar con las vacunas, dijo Martí. El médico es profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y presidió la Academia entre 2016 y 2018. Para él, es probable que el coronavirus se asiente como una enfermedad endémica, un hecho que va a requerir que la población se acostumbre a vacunarse una vez al año contra este tipo de virus.

Es más que probable que a futuro vengan otras pandemias. Lo que pasa es que en general esto ha sido mal encarado desde el principio. No solo en nuestro país, sino en el mundo porque fue algo inesperado y mucha gente no estaba preparada. Algunos países actuaron rápidamente, aunque ese no fue el caso de Argentina, agregó.

Según Martí, un desacierto en la estrategia argentina para combatir el coronavirus fue no lograr una vacunación masiva de la población al principio. Se tardó mucho. Otro problema fue la elección de las vacunas. Elegir la Sputnik sin duda fue una decisión política, pero así es el mundo en este momento. La vacuna es buena evidentemente, pero no está aprobada en el mundo y trajo problemas para moverse y logísticos que tienen más que ver con ideologías. Eso molesta a la medicina. También hubo cosas negativas en relación con Pfizer que ofreció millones de dosis y acá por cuestiones ideológicas no se las aceptó. En la Argentina se gasta mucho dinero en salud pública y sin embargo tenemos una salud pública que no es de las óptimas, completó.

El médico, sin embargo, recibió como un gran avance al anuncio del inicio de la fase 1 de Arvac-Cecilia Grierson, el primer prototipo de la vacuna anticovid que se está desarrollando en la Argentina. El proyecto es una investigación en la que participaron la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), el Conicet y el laboratorio Pablo Cassará con financiamiento estatal. El nombre del prototipo homenajea a Cecilia Grierson, la primera mujer médica en el país, graduada de la Universidad de Buenos Aires en 1889.

Es auspicioso que la Argentina pueda desarrollar su propia vacuna. Estamos todavía en fase 1, lo que significa que se va a probar en un pequeño grupo de personas. Las vacunas son muy difíciles de desarrollar porque para probarla es necesario tener un tiempo suficiente para saber que la gente vacunada no se enfermó. Siempre son procesos largos. La fase 1 es solo para evaluar efectos secundarios y no la efectividad. Eso recién se va a testear cuando avance a la fase 2. Ahí se prueba en mayor cantidad de gente sana. Después vendrá por último la fase 3 que es cuando ya se emplea en enfermos, dijo.

Luego, analizó las claves de cómo encarar una próxima pandemia: Lo principal desde el punto de vista de la salud pública es la prevención y encararlo con las medidas más efectivas. Eso precisa inteligencia y dinero. El coronavirus tiene como característica la facilidad de mutación. Entonces, hay que analizar cada uno de los nuevos virus que aparezcan, ver su potencial patógeno y siempre estar encima del tema.

El médico destacó que la Argentina ya superó otras epidemias famosas en su historia. La más importante, refirió, fue la de la fiebre amarilla en 1871. Se trató de una enfermedad que probablemente trajeron a Buenos Aires, desde el campo de batalla, los soldados que pelearon en la guerra del Paraguay. Fue realmente una epidemia terrible con una enorme mortalidad. Ahí la Academia tuvo su importancia porque se ocupó mucho de la atención de los enfermos. En ese momento la institución ya tenía 50 años, sostuvo.

Fuente: La Nación