(Buenos Aires).- “El historial de enfermedades, los procedimientos que se le realizaron y los medicamentos que consume una personas es información personal muy sensible”, y cuando los ciberdelincuentes actúan “no hay forma de revertir la situación. La reputación se daña para siempre si se hace pública”, dijo el profesional argentino, CEO de Mkit, una empresa global de seguridad informática.

Katz contó que las personas públicas “son las mas afectadas por este delito” y que su compañía “acompañó a cuatro víctimas en Argentina que sufrieron el robo de sus datos médicos. Pagaron cifras importantes en criptomonedas, y una llegó a abonar 50 mil dólares” para recuperar su historia clínica “aunque siempre queda la duda” sobre si el delincuente se quedó con una copia.

“Esto es una realidad. Es imposible detectar quién tiene la información. Entonces la persona paga. Lo que hay que hacer es tomar recaudos para que no pase”, señaló el especialista.

El robo online de una información tan sensible “es más simple de lo que se cree. En general entran en juego empleados disconformes o ingenuos”, explicó Katz.

“De hecho, uno de los casos que investigamos surgió a partir de un pendrive que a alguien ‘se le cayó’ en un sanatorio. Un empleado, con buena intención, lo conectó a una computadora para saber de quién era, y así de simple se perpetró el robo de información”, relató el profesional.

Un pendrive es un USB que permite almacenar datos y que una vez conectado, hace que el atacante online tenga acceso, no sólo a la computadora sino a a todo el sistema, por ejemplo, de un sanatorio, y como ese centro de salud seguramente trabaja con obras sociales también tendrá acceso a esas fichas médicas.

Esta misma situación se da “sobornando a empleados para que conecten el pendrive o haciendo lo que se conoce como ingeniería social: un supuesto directivo entra en la máquina, autentifica y así el atacante accede al sistema”.

Además del robo online del historial médico, los ciberataques en salud también incluyen “hackeos para usar datos de afiliados al servicio de salud para conseguir drogas, o para hacer consultas o tratamientos médicos”, añadió el profesional.

En Argentina “nadie regula esta zona tan sensible, como es la información médica de las personas, algo que si se hace en Estados Unidos a través del HIPAA”, señaló Katz.

Se trata de la ley de Transferencia y Responsabilidad de Seguro Médico, la Health Insurance Portability and Accountability Act, HIPAA por sus siglas en inglés.

HIPPA, para los centros de salud, estipula entre otras medidas “utilizar protocolos de cifrado para todas las comunicaciones de voz y datos, como así también un método de autenticación de dos factores para el ingreso a los sistemas y, fundamentalmente, no utilizar call center tercerizados ya que se hace mucho más difícil aplicar todos estos controles”, explicó a Télam Jerónimo Basaldúa, experto de la empresa de seguridad informática Base4 Security y de Bitsense.

Para Katz, en Argentina “hay, tanto en el sector público como privado de salud, preocupación por estas situaciones. Porque la extorsión de los ciberdelincuentes puede llegar también a entidades, hospitales y hasta ministerios”.

“Muchos están invirtiendo en soluciones de seguridad y toman recaudos, pero nunca hay que olvidar el factor humano”, resaltó el investigador.

El robo más grande de criptomonedas

La firma Coincheck, una de las empresas de cambio más importantes de Japón, reconoció un ataque a su base de datos y el robo de 453 millones de dólares en una criptomoneda llamada NEM, lo que representaría el monto más grande sustraído desde que existen las monedas vituales.

El viernes Coincheck había suspendido todas las operaciones en su plataforma y luego anunció que había detectado una intrusión a su red.

Según la declaración de la empresa, con sede en Tokio, los atacantes irrumpieron cerca de las 3 de la madrugada japonesa y actuaron durante ocho horas y media para robar 523 millones de NEM que, a la cotización de hoy, representan 453 millones de dólares.

Coincheck afirmó que tiene en su poder la dirección digital a la que se enviaron las criptomonedas y que trabajará “para compensar a los inversores”.

Aunque se conoce el monto sustraído, la empresa aún no determinó qué clientes son los damnificados y denunció el caso ante la Agencia de Servicios Financieros de Japón.

Una vez conocida la noticia, la valuación del NEM bajó de un dólar la unidad a 0.85 centavos.En 2014, otra casa de cambio japonesa, MtGox, colapsó luego del robo de 400 millones de dólares de su red.

Fuente: La Nación